Córdoba alma del tiempo, espada del olvido (Luis de Góngora)

En nuestras casas, macetas, cactus y cualquier vegetal que pueda sobrevivir con un poco de luz solar ocupan privilegiados lugares. Hacia las plantas proyectamos cariño y nos sentimos mejor con nosotros mismos al cuidarlas.  Particularmente, las personas mayores se sienten menos solas. Cultivar una planta desde la propia semilla nos une a un tipo de vida que transciende a lo humano.

Cada año, en la primera quincena de mayo, trato de visitar Córdoba. Procuro ir entre semana para evitar coincidir con ingentes masas de personas que visitan la ciudad atraídos por la Fiesta de los Patios.

Me gusta salir a caminar temprano, cuando temerosos rayos de luz se asoman por las esquinas de las solitarias calles del Centro Histórico. Aunque repartidos por distintos barrios, la zona de la Judería y el entorno de la Mezquita-Catedral concentran el mayor número de los patios recomendados. Cerca de allí, Barrio del Alcázar Viejo, entre el Alcázar y la Iglesia de San Basilio, el Barrio de Santa Marina, el Barrio de San Lorenzo o el Barrio de la Magdalena,  merecen ser visitados  por su increíble belleza.  

Patrimonio de la Humanidad, esta fiesta se centra en los espacios al descubierto de las viviendas, que sirven como iluminación y ventilación al resto de las dependencias. Su situación de acceso a las casas les convierte en centro de la vida familiar y lugar de convivencia. La climatología seca y calurosa llevó a los romanos a configurar la vivienda en torno a un patio, normalmente con pozo en el centro que recogía el agua de lluvia y dar vida a las plantas que los pueblan. Los árabes dieron entrada a la vivienda a través de un zaguán con abundante vegetación para aumentar la sensación de frescor.

Con el paso del tiempo, cada patio ha evolucionado hacia una arquitectura singular, fruto de una evolución histórica distinta. Aunque no existe una tipología homogénea, podemos clasificarlos en:  Monumentales y señoriales. Los primeros se encuadran en antiguos palacios de la aristocracia local o señalados edificios religiosos, como el Patio de los Naranjos, el de la Sinagoga o el santuario de la Fuensanta. Entre los segundos, resalta el Palacio de Viana con doce patios de diferente estilo arquitectónico.

Desde 1921, durante la primera quincena de mayo, el Ayuntamiento organiza un Concurso de Patios. Para lograr el prestigioso galardón, sus propietarios los engalanan con multitud de flores plantadas en arriates y macetas colgantes de las paredes o sobre el típico pavimento de chino cordobés. El certamen establece dos modalidades: patios de arquitectura antigua construidos antes de los años sesenta y conservada su estructura y patios de arquitectura moderna o renovada, perteneciente a nuevas viviendas edificadas tras demolerse una anterior o haber perdido elementos significativos.

En China los jardines se consideran espacios para reflexionar, descansar y refugiarse. En 1760, un manual de medicina de la Universidad de Edimburgo señalaba “La luz del sol, los árboles, la hierba, las plantas y el aire libre hacen más por los pacientes que todos los doctores”. Los entornos naturales reducen la ansiedad y alivian el estrés crónico. Las plantas han transformado sentimientos, aumentado la sensibilidad de las personas y aportado energía física y mental a las mismas, a lo largo del tiempo. 

Desde hace siglos, Córdoba materializa en sus patios estabilidad y sustento psicológico. A orillas río Guadalquivir, nos ofrece su importante patrimonio cultural. Pasear por sus calles estrechas de trazado curvo y callejones es la mejor manera de conocerlo. Al caminar observamos la luz que desgarra una opaca penumbra impregnada del perfume de azahar y jazmín de los patios.

Los poetas de al-Andalus hablaban de sus plantas y flores preferidas (violetas, lirios, azucenas, rosas y narcisos) y de los frutos (almendras, membrillos, dátiles e higos). “Para escribir sobre una ciudad, previamente hace falta estar poseído por ella, así las miradas apasionadas se convierten en memoria y nacen las palabras”, señaló el escritor Muñoz Molina. Así camino por Córdoba que huele a patio.