Pompeya desapareció el 24 de agosto del 79 a.C. debido a la erupción del Vesubio. Tras ser desenterrada, estuvo nuevamente a punto de perecer otro 24 de agosto, esta vez del año 1943 y a causa de las bombas aliadas. Ahora el riesgo proviene de la desidia y del recorte de los fondos públicos destinados a la conservación del patrimonio.
Con ocasión de la reciente caída de la Casa de los Gladiadores, museos, teatros, bibliotecas y yacimientos arqueológicos de Italia echaron el cierre el pasado 12 de noviembre en defensa del derecho a la cultura.
¿Qué ocurrirá dentro de medio siglo cuando nuevas ruinas den testimonio de lo que fue señal pujante de nuestra historia? ¿Pensará alguien que pudo evitarse el desmoche de castillos, la erosión de portadas catedralicias o el derrumbe de murallas? Quizá ocurra como con la Pompeya asolada por el huracán de fuego de las bombas aliadas. Quizá nadie recuerde.
Profesor de Historia Contemporánea y Periodismo en UDIMA, Universidad a Distancia de Madrid.