Y tanto que es así, sobre todo en el universo del arte. Las flores acompañan a la Humanidad desde que prácticamente lo es. Hemos recurrido a dos de nuestras mejores especialistas en historia en esta universidad para que nos condensen en unos pocos minutos de lectura qué representan las flores en nuestra historia.
La doctora María Lara Martínez, profesora de Historia Moderna y Antropología de la UDIMA, escritora e historiadora, comenta que, “en la Historia del Arte, las flores han estado vinculadas con la simbología religiosa: por ejemplo, están presentes tanto en El nacimiento de Venus, como en La Anunciación del arcángel Gabriel a la Virgen María, ambas obras de Botticelli”.
De igual modo, agrega, “las flores sirvieron de decoración en los hogares de manera natural y mediante su plasmación gráfica. Así, vemos flores en los mosaicos romanos, en los tapices medievales, en los bodegones modernos y, desde el siglo XVIII, en el papel pintado”.
“Los motivos bucólicos”, añade, “transmitían serenidad y buenas vibraciones en la vida cotidiana”, pero “el cénit de este proceso de integración de la flora en la fisonomía vino de la mano de Arcimboldo, el manierista italiano que, en época de Felipe II, dibujó el rostro de La Primavera antropomorfizando las flores”.
Como explica la doctora Laura Lara Martínez, profesora de Historia Contemporánea de la UDIMA, y también escritora e historiadora, “en el siglo XIX la pintura experimentó una revolución gracias a las flores, pues estas expresaban formas de pensar, dinámicas sociales y estados de ánimo”.
“En sus últimos 3 años de vida, el francés Édouard Manet se dedicó a inmortalizar la naturaleza debido a su delicado estado de salud. Estaba convencido de que, en las artes plásticas, todo podía ser expresado con frutas, con flores e incluso con nubes. Su influencia sería decisiva en los iniciadores del impresionismo”.
Nada más ni nada menos. Por cierto, ya es primavera.