Una de las preguntas que se llevan haciendo los criminólogos desde hace décadas es el porqué de la delincuencia, sus orígenes, las razones por las que se mantienen a lo largo de los años y también por qué cesan, teniendo en cuenta, por supuesto, el contexto social en el que se producen. Pues bien, estas teorías criminológicas son fundamentales para comprender y abordar el fenómeno del crimen desde diferentes perspectivas y sirven de base para desarrollar una investigación sobre casos concretos. Gracias a ellas, los criminólogos pueden plantear las necesidades de prevención o intervención a distintos niveles. En este artículo se explicarán las diferentes teorías criminológicas para así adentrarse al mundo del crimen desde una perspectiva teórica y así comprenderlo un poco mejor.
Una de las teorías criminológicas más conocidas es la teoría del control social, desarrollada por Travis Hirschi. Esta teoría sostiene que el comportamiento delictivo se produce cuando los vínculos sociales que unen a una persona con la sociedad se debilitan o se rompen. Según esta perspectiva, los individuos son menos propensos a cometer delitos si tienen fuertes lazos familiares, compromisos educativos y profesionales, y una adecuada supervisión social.
Por otro lado, la teoría de la elección racional, popularizada por Cesare Beccaria y Jeremy Bentham, se basa en la premisa de que los delincuentes son seres racionales que evalúan los beneficios y costos de cometer un delito antes de tomar una decisión. Según esta teoría, el crimen puede ser prevenido si las consecuencias son lo suficientemente severas y las recompensas son insuficientes.
Otra teoría relevante es la teoría del aprendizaje social, desarrollada por Albert Bandura. Esta teoría postula que el comportamiento criminal se aprende a través de la observación e imitación de modelos de conducta delictiva. Además, sostiene que las recompensas y castigos asociados con ciertas conductas influyen en la probabilidad de que un individuo las reproduzca. El entorno social y las interacciones con otras personas son factores clave en la adquisición de conductas delictivas.
Además de estas teorías, existen enfoques criminológicos que se centran en factores individuales, como la teoría de la personalidad criminal. Según esta perspectiva, ciertos rasgos de personalidad, como la impulsividad o la falta de empatía, predisponen a las personas a cometer delitos. Otros enfoques, como la teoría de la anomia, analizan cómo la falta de normas y valores sociales puede conducir al comportamiento delictivo.
Asimismo, la teoría del etiquetamiento (o labelling) establece que el sistema de justicia penal y las etiquetas sociales influyen en la perpetuación del comportamiento delictivo. Según esta teoría, cuando una persona es etiquetada como delincuente, puede internalizar esa identidad y verse atrapada en un ciclo de criminalidad.
Como todo en la vida, estas teorías no son excluyentes, sino que hay ocasiones en las que se complementan entre sí, dándose varias en un determinado caso. Además, existen otras teorías y enfoques que abordan diferentes aspectos del crimen, como la teoría del control de rutina, la teoría de la desorganización social y la teoría del conflicto, entre otras.