Cibercriminología

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La cibercriminología es aquella parte de la criminología que se ocupa del estudio de la problemática delictiva que surge en el ciberespacio y su repercusión en el mundo físico. Como sucede con la criminología, uno de los principales objetivos de la aplicación de esta ciencia es la prevención de la conducta delictiva (o antisocial o desviada). Pues bien, en este caso del ámbito del cibercrimen, hace muy poquito tiempo ha salido a la luz el libro Cybercrime Prevention. Theory and Applications. Esta obra es un referente para conocer qué prevención se ha realizado de manera tradicional en el ámbito físico (offline) y qué posibilidades tiene de trasladarse al mundo online. Veamos qué nos indican los autores.

En este libro se hace un repaso por la aplicación de intervenciones evaluadas empíricamente en el ámbito offline y su idoneidad para la prevención de crímenes “ciber-dependientes”, es decir, aquellos que solo se pueden cometer usando un ordenador o un sistema de ordenadores. Estas intervenciones se han clasificado en función del tipo de prevención (primaria, secundaria y terciaria) y se concreta en las siguientes, indicando su eficacia en el ámbito del cibercrimen:

Prevención primaria. Intervenciones de Prevención Situacional del Delito: encaminadas a la modificación del ambiente (y también del espacio) para hacer que la toma de decisión para cometer un ciberdelito por parte de los ciberdelincuentes sea menos atractiva. Las acciones concretas van desde endurecer los objetivos, a la vigilancia o publicitar instrucciones. Aquí la eficacia probada en el ámbito offline no se puede comparar con el ámbito online, porque no existen apenas estudios.

Prevención primaria. Estrategias de comunicación universal: mensajes a través de los medios de comunicación para que las personas consideren cometer el delito o no. En concreto tratan de alterar la percepción de los individuos en cuanto a los riesgos y recompensas del delito. En este caso la eficacia de las medidas en el ámbito online se debería medir, porque tampoco existen muchos estudios al respecto.

Prevención secundaria. Talleres Educativos: se dirigen a grupos de riesgo para educar sobre las consecuencias del delito o promover una conducta positiva y unas habilidades para reducir las probabilidades de cometer un ciberdelito. En estas estrategias se desarrollan multitud de talleres en los colegios, pero no existe evidencia empírica para poder determinar el impacto de los estos.

Prevención secundaria. Mentorización: basada en promover una relación interpersonal de apoyo con personas jóvenes (habitualmente) a través de su desarrollo socio-emocional, cognitivo y de identidad. Aunque los efectos en el ámbito offline son mixtos, no se puede decir lo mismo de los efectos en el ámbito online por falta de evidencia.

Prevención secundaria. Tácticas coercitivas: con el uso de la policía de “targeted warnings and cautions” (advertencias y precauciones específicas) para avisar a cibercriminales potenciales. Al igual que sucede con las iniciativas destacadas aquí, no se puede valorar la efectividad de las mismas en el plano online, se debe aportar mayor evidencia.

Prevención terciaria. Desviaciones positivas (en el sistema de justicia): referido a paliar el efecto criminogénico de la justicia tradicional a través de procedimientos de conductas prosociales alternativas a las penas tradicionales. En este caso hay evidencia mixta en el ámbito online, pero aún se debe investigar en el ámbito offline, aunque parece ser prometedor.

Prevención terciaria. Procedimientos de justicia restaurativa: ofrecen una alternativa informal a los procesos penales formales. Y hace que exista una mayor cercanía con la víctima y que se dirija la reintegración del ciberdelincuente en función de las necesidades de las víctimas. A pesar de que en el ámbito offline sí se ha visto una reducción de la reincidencia, no existen datos que puedan avalar esta reducción en el ámbito ciber, aunque sí es prometedor.

En definitiva, existen multitud de ámbitos preventivos en la ciberdelincuencia, pero la principal conclusión es que debemos investigar mucho más en cuanto a la efectividad de aquellas. Y a través de esta obra queda patente la importancia del conocimiento criminológico y la aplicación de la teorías criminológicas en la prevención del cibercrimen.