En la historia de la criminología, los asesinos en serie son los que más trabajo han dado a los profesionales y a las fuerzas del orden, pero también los que más han llamado la atención de los medios de comunicación. Incluso algunos de ellos se han convertido en protagonistas de películas de cine, y algunas series, como Mentes Criminales, ahondan en su psicología para así conocer sus próximos movimientos. Pero la criminología, la ciencia que estudia el comportamiento criminal, ha desempeñado un papel fundamental en su identificación y captura. Gracias a las meticulosas investigaciones de los criminólogos y el análisis de patrones, se han podido desentrañar los secretos detrás de algunos de los asesinos en serie más famosos, pudiendo llegar a su captura. 

Uno de los casos más emblemáticos es el de Ted Bundy, activo en la década de 1970 en Estados Unidos. Bundy asesinó brutalmente a numerosas mujeres jóvenes y fue particularmente astuto al evitar ser capturado durante mucho tiempo. La labor de los criminólogos y detectives fue crucial en la resolución del caso. Mediante el análisis de los patrones en la escena del crimen y el estudio detallado de testimonios, se percataron de que el asesino utilizaba disfraces y tácticas de seducción para ganarse la confianza de sus víctimas antes de atacarlas. Esta información permitió a los investigadores centrarse en individuos con características similares, llevando finalmente a la detención y condena de Bundy.

Otro caso célebre es el de John Wayne Gacy, conocido como «El Payaso Asesino». Entre 1972 y 1978, Gacy asesinó a más de 30 jóvenes y escondió sus cuerpos bajo su casa. Los criminólogos desplegaron un análisis exhaustivo de los perfiles de las víctimas y detectaron similitudes en su edad, apariencia y desapariciones cercanas en el tiempo y ubicación. A partir de esta información, se pudo crear un perfil del asesino en serie. Gracias a una investigación minuciosa, las autoridades lograron vincular a Gacy con el crimen y obtuvieron las pruebas necesarias para llevarlo ante la justicia.

Asimismo, el caso de Gary Ridgway, conocido como el «Asesino de Green River», es un ejemplo de cómo la criminología contribuyó a su arresto. Ridgway cometió una serie de asesinatos en la zona de Seattle durante los años 80 y 90. Los criminólogos colaboraron con la policía para identificar patrones en la elección de víctimas y la forma en que Ridgway las descartaba. Estos expertos concluyeron que el asesino tenía un enfoque metódico y organizado para cometer los crímenes. Gracias a la compilación y el análisis detallado de evidencias, finalmente se logró vincular a Ridgway con varios homicidios y se le pudo llevar ante la justicia.

Por otro lado, el caso del «Asesino del Zodiaco» demostró la importancia de la colaboración entre criminólogos y detectives para resolver un misterioso caso que aterrorizó a California en la década de 1960 y 1970. El asesino enviaba mensajes cifrados a la prensa, burlándose de las fuerzas del orden. Los criminólogos se enfocaron en el análisis de los códigos y en la tipología de las víctimas, y llegaron a la conclusión de que el asesino tenía un alto grado de inteligencia y conocimientos criptográficos. A pesar de no haber logrado su captura, el trabajo conjunto de criminólogos y detectives ha sido fundamental para mantener el caso abierto y mantener viva la esperanza de encontrar al responsable.

La pregunta ahora sería cuáles son las técnicas que se utilizan en criminología para poder capturar a estos criminales. En este caso, y tal y como se puede observar de los ejemplos anteriores, la elaboración del perfil criminal es una de las técnicas más utilizadas, ya que ofrece información sobre el criminal en cuestión y cómo puede ser su próximo movimiento, permitiendo a las autoridades a anticiparse. 

Otra técnica que utilizan los criminólogos es el análisis de la escena del crimen. Esto implica examinar cuidadosamente la escena del crimen en busca de pistas que puedan ayudar a identificar al delincuente. Los criminólogos pueden buscar huellas dactilares, ADN, fibras, cabellos y otros tipos de evidencia que puedan ser utilizados para identificar al asesino.

Los criminólogos también pueden utilizar técnicas de investigación psicológica para ayudar a capturar a los asesinos en serie. La investigación psicológica puede ayudar a los criminólogos a entender la mente del asesino y a predecir sus próximos movimientos. Esto puede ser muy útil para detener al asesino antes de que pueda matar a más víctimas.