Todos los días, escuchamos o leemos fallos judiciales que nos hacen avergonzarnos como ser humano, al menos, a mí, sí me pasa, pero al leer la noticia sobre la sentencia que un juez impuso a Tommy Thompson, un halo de esperanza recorre mi ya mermada confianza en la Justicia. Y me pregunto, ¿esta sentencia sería posible en España?, ya conozco la respuesta, por supuesto que no, pero ¿por qué no quiere la justicia española impartir justicia? En fin, me estoy partiendo de risa ahora mismo. Se imaginan que un juez español la aplicara y pusiera bajo rejas a los cientos de políticos hasta que devolvieran el dinero. Uf, casi no puedo aguantarme de la risa.
Pero de qué va este post, ya que esto es un blog de criminología, pues de la utilización de servicios profesionales para la mejora de la sociedad. En este sentido, los criminólogos deberían ser asesores de esos legisladores que dictan las leyes españolas, ya que un criminólogo debe ofrecer respuestas sobre el tipo de prevención más efectiva contra el crimen, lejos de las respuestas políticamente sesgadas que ese ente llamado legislador ofrece en la actualidad. Así, siguiendo el ejemplo de Tommy Thompson, un criminólogo asesoraría sobre la prevención terciaria. Es decir, utilizando un símil médico, proponer un remedio para un enfermo aquejado de una patología, lo que en criminología quiere decir, proponer una táctica para prevenir que un criminal acusado de un delito vuelva a delinquir. Por tanto, la prevención terciaria se centra directamente en el criminal, cuyo crimen ha sido puesto de manifiesto y al que debe darse una solución para que no recaiga. En este sentido, y volviendo de nuevo a nuestro ejemplo de Tommy Thompson y el símil médico, su enfermedad es la avaricia y la prepotencia, cuya sintomatología afecta a la memoria, en concreto al recuerdo sobre el lugar donde oculta el dinero que robó.
Por tanto, como experto en el crimen, una de las competencias de un buen criminólogo sería recomendar al legislador que para recuperar la memoria, nada mejor que la reflexión, que es una táctica que se utiliza en niños, denominada “tiempo fuera” con excelentes resultados. Además, un buen profesional, también recomendaría que, para acelerar el proceso, no está de más imponerle una sanción monetaria diaria que le produzca sufrimiento, tal y como indicó el gran Beccaria, padre de la escuela Clásica, quien sostenía que no hay mejor remedio para anular el placer criminal que el sufrimiento inherente a la certeza de que el castigo es contingente al delito, a lo que hay que sumar la propuesta más vieja y clara que ofreció, ya en 1764, Beccaria, cuando indicó que para prevenir el crimen, una de las premisas es “que se hagan leyes claras y simples”. Acaso hay algo más simple y claro que sentenciar a un criminal que ha robado y escondido el dinero, a que no saldrá de la cárcel hasta que lo devuelva y que, como el tiempo que pasa recluido no es gratis, tiene que pagar diariamente por ello. Bueno, pues juzguen, nunca mejor dicho, ustedes mismos.
Para finalizar este breve enaltecimiento del sentido común para la mejora de un pilar de la sociedad …
[inciso]…, sí, no se me olvida que, para lo bueno y lo malo, esto es España, con su Justicia y esas cosas. La buena noticia es que ahora existen criminólogos profesionales que pueden asesorar, porque antes sólo había abogados, y, que quede entre nosotros, yo no les pediría que pensaran mucho en cómo llevar la ciencia a la práctica. Eso sí, pídanles que hablen como en la antigua Roma… [final del inciso].
… sólo me queda darle las gracias a ese juez federal de Estados Unidos que, al menos, por unas líneas, me ha hecho erguirme satisfecho como si yo mismo hubiera aplicado ese criterio, porque la mayor premisa de las ciencias empíricas, como ¿la criminologia?, no así el Derecho que supuestamente nutre de» conocimiento» a ese legislador, es la agotadora búsqueda y aplicación de la famosa “navaja de Ockham”. Es decir, el principio de parsimonia, por lo que, cuando no se me ocurre algo más justo y simple, probablemente es porque sea lo más correcto. Curiosamente, ¿no trata de eso la Justicia? Así es, aunque para lograrlo en España, no me cabe duda de que hasta que no se cuente con los mejores profesionales sobre el crimen, seguiremos partiéndonos de risa de esas decisiones judiciales que deberían hacernos llorar, más bien, pero esto es España y para qué llorar si podemos hacer un chiste al respecto, eso sí, no lo mandes por Twitter, hazme caso.
Doctor en Psicología. Profesor de Psicología Diferencial, Psicología Jurídica, Psicología Criminal e Introducción a la Criminología en UDIMA.