Los jefes de una empresa tienen mucha responsabilidad sobre sus hombros. Tienen que tomar muchas decisiones y estar atentos a cómo se va desarrollando la empresa. Y el problema es que no hay tiempo para hacer todo personalmente, incluso aunque sea supervisar a los grupos de trabajo. Así que los jefes tienen que delegar, lo quieran o no, para así poder centrarse en lo que realmente importa, que es el funcionamiento de su empresa.
Pero la tarea de delegar parece sencilla, pero requiere de mucha confianza en los trabajadores y colaboradores, y no siempre es fácil ni efectiva. Pero se puede mejorar, hay una serie de estrategias que se pueden seguir para que el proceso de delegar sea más sencillo y así se fomente un entorno de colaboración que conduzca hasta el éxito.
Conocer tus fortalezas y debilidades
Antes de comenzar a delegar, es importante que se tenga una comprensión clara de las propias habilidades y limitaciones. Así que toca analizarse y evaluar las fortalezas que se tiene para así buscar tareas que se alineen con ellas. Al reconocer las debilidades, se podrán identificar las áreas en las que se necesita apoyo y delegarlas adecuadamente.
Identificar las tareas apropiadas para delegar
No todas las tareas son adecuadas para la delegación. Hay que saber cuáles son las correctas ya que hay algunas en las que se necesita de la experiencia y los contactos del jefe para poder llevarlas a cabo. Así que hay que saber cuáles son esas que no requieren de esa experiencia para poder dejárselas a otros empleados. Eso sí, hay que asignar tareas que sean significativas y desafiantes, de modo que permita el crecimiento y desarrollo de los colaboradores.
Selección del miembro del equipo adecuado
Cuando ya se sabe la tarea que se va a mandar a otros empleados llega el momento de elegir a quien la va a realizar. En ese momento, el jefe debe tener en cuenta las habilidades y capacidades de cada miembro y asignar la tarea a aquel que tenga las competencias necesarias para realizarla de manera efectiva. Ahora bien, hay que tener en cuenta también su carga de trabajo actual y asegurarse de que cuenten con el tiempo y los recursos necesarios para llevar a cabo la tarea asignada.
Comunicación clara y específica
La comunicación es clave para una delegación exitosa. Hay que asegurarse de que el miembro del equipo comprenda claramente las expectativas, los plazos y los resultados esperados. El jefe tiene que dar instrucciones detalladas y ofrecer la oportunidad de hacer preguntas o aclaraciones. Por supuesto, debe de existir un canal abierto de comunicación para brindar retroalimentación y seguimiento durante el proceso.
Confiar en el equipo
Delegar implica confiar en los miembros del equipo para que realicen el trabajo asignado de manera efectiva. Por eso, es clave evitar la microgestión y permitir que asuman la responsabilidad de la tarea delegada. Es importante también dar apoyo y orientación cuando sea necesario, pero también permitir que exploren nuevas soluciones y enfoques. La confianza mutua fortalecerá el vínculo entre los miembros del equipo y fomentará la autonomía y la responsabilidad.
Evaluar los resultados
Todo lo que pasa en una empresa tiene que ser evaluado, así se sabe si las cosas se están haciendo bien o no y si hay que hacer alguna modificación. Así que cuando se haya delegado una tarea, hay que evaluar los resultados obtenidos. Por supuesto, hay que celebrar los logros y reconocer el buen desempeño del equipo. Es importante analizar los posibles errores o áreas de mejora y ofrecer retroalimentación constructiva. Este proceso de evaluación continua permitirá ajustar y mejorar las habilidades de delegación a lo largo del tiempo.
Porque delegar no es solo dejar que otros hagan el trabajo, es confiar en el equipo de trabajo, valorar su esfuerzo y sus habilidades y talentos, y saber utilizarlos para poder llegar al éxito. Un buen jefe lidera, delega y confía en sus trabajadores.