Hace unos meses, uno de los grupos de comunicación más grandes de España, Prisa, anunciaba un despido masivo de empleados en diferentes sedes y empresas. Generalmente, cuando una megaempresa anuncia un movimiento de este tipo, suele copar los titulares de los principales medios de comunicación. Si a finales de 2010, el grupo Prisa expresaba que sus cuentas económicas habían experimentado beneficios durante el año, ahora manifiesta lo contrario, argumentando que las pérdidas económicas son feroces; a pesar de que la venta de Cuatro y un porcentaje de Canal Plus han supuesto unas ganancias ineludibles y de que su canal de pago funciona mejor que nunca, debido a los sempiternos ingresos futbolísiticos. ¿Qué ocurre? ¿Es necesario despedir a tantos trabajadores cualificados? ¿Tan mal va la empresa? En un espacio breve de tiempo, Prisa anunciará, probablemente, un ERE que facilitará la salida de cientos de personas de la empresa y a un coste ridículo para la empresa, a costa de la ayuda pública de todos los ciudadanos. El pasado 24 de febrero, casi un millar de personas cortaron la Gran Vía de Madrid, con el objetivo de aferrarse a sus puestos de trabajo y reivindicar su derecho a trabajar en una empresa en la que muchos de ellos han madurado como profesionales de la comunicación y cuya posición imperante actual en el ámbito de los medios se debe, en gran medida, a dichos trabajadores. Sin embargo, sólo unos pocos medios de comunicación se han hecho eco de lo que está sucediendo en el seno de Prisa. ¿Será producto de la inusual dejadez de los medios o sólo un encubrimiento premeditado, por lo que pueda pasar? El próximo 19 de marzo, a las 11 horas de la mañana, está convocada una manifestación contra los despidos de Prisa, con un itinerario que comenzará en Cibeles y terminará en Gran Vía, 32, sede del grupo. ¿Tratarán los medios con dignidad a los trabajadores de la comunicación?