La Fundación José Manuel Lara y la Fundación Francisco Umbral acaban de sacar a la luz Los placeres literarios. Francisco Umbral como lector, un volumen que recoge algunas de las ponencias y comunicaciones que se pronunciaron en el primer congreso internacional dedicado al autor, que tuvo lugar en Madrid hace ahora algo más de un año.

Ha transcurrido ya un lustro desde el fallecimiento de este escritor, columnista diario que, durante años, entró cada jornada en muchos hogares españoles; entre 1976 y 1988 trabajó en El País, con secciones como la célebre “Spleen de Madrid”; después, brevemente, en el Diario 16, para en 1989 recalar en El Mundo, en donde creó la también célebre “Los placeres y los días”, siempre en la contraportada del periódico.

Los epígrafes de estas secciones tienen un guiño a dos de sus escritores más admirados, a Charles Baudelaire y su Spleen de París y a Los placeres y los días de Marcel Proust. Porque los maestros literarios son una presencia constante en la obra de Umbral, en sus artículos, en sus memorias, en sus novelas. Y de esto habla el volumen que acaba de publicarse: de las lecturas de Umbral, de las multitud de autores que le enseñaron el oficio de escribir, como Larra, Quevedo, Valle-Inclán, González Ruano y, por supuesto, Proust y Baudelaire. Estos nombres y algunos más (Galdós, Clarín, Delibes) desfilan ahora por Los placeres literarios. Francisco Umbral como lector; los mismos nombres que acostumbraba a marcar en negrita en sus columnas: novelistas o poetas de épocas y lenguas distintas, maestros universales, maestros umbralianos.