Aunque abrumados en los últimos tiempos por la economía, la política y los problemas sociales, no debemos olvidar que la cultura también existe; y con ella, el periodismo cultural. Y en este sentido, nos podemos felicitar de que una revista como Scherzo haya cumplido 25 años. Una revista dedicada a la música clásica, que nació en diciembre de 1985 sin demasiadas expectativas y con escasos medios, pero con la voluntad -como anunciaba su editorial de bienvenida- “de ser una revista diferente”, de convertirse en un medio “ exigente, informado y vivo”.  Conscientes de la condición minoritaria de esta arte, hace 25 años sus creadores apostaron por “un medio de comunicación concebido de una manera nueva, que responda a las necesidades de información de un público creciente que se mueve en un mundo escaso de referencias críticas, dominado por el conformismo y por la inercia de los viejos hábitos que no llevan a ninguna parte.”
Con esos escasos medios y con tesón y energía, Scherzo ha logrado, mes a mes, entrega a entrega -con su portada de color y su exquisita edición-, llegar al número 257 informando sobre el hermoso y aún bastante desconocido mundo de la música clásica.