Al hablar de arte, de literatura y de cultura, el periodo del Renacimiento viene a la cabeza. Fue un momento en el que la cultura estaba en boca de todos, había mecenas que protegían a los artistas que, además, podían desarrollar su creatividad y cambiaron las formas de ver el mundo. Tuvo lugar entre el siglo XIV y el siglo XVII y se caracterizó por ser una época de profundos cambios en la cultura, la ciencia y el arte que sentaron las bases de la modernidad.
Sus orígenes hay que situarlos en Italia, concretamente en la ciudad de Florencia, en el siglo XIV. Fue un movimiento cultural que buscaba recuperar la cultura clásica greco-romana que se había perdido en la Edad Media. Como todos los movimientos artísticos y culturales, en ese movimiento pendular que los caracteriza, volvían al pasado para inspirarse pero mejorándolo. Los humanistas del Renacimiento estudiaban los textos clásicos en su idioma original y los interpretaban de forma crítica, buscando una comprensión más profunda de la naturaleza humana y del mundo.
El Renacimiento tuvo una gran influencia en la ciencia. Los científicos de la época se basaron en la observación y la experimentación para entender el mundo, en contraposición a la teología y la filosofía que predominaban en la Edad Media. Galileo Galilei, por ejemplo, usó el telescopio para observar los cuerpos celestes y demostró que la Tierra no era el centro del universo, lo que desafió la teoría de la Iglesia.
Este movimiento también tuvo una gran influencia en el arte. Los artistas renacentistas se inspiraron en la antigua Grecia y Roma para crear obras de arte que mostraran la belleza ideal y la perfección del cuerpo humano. El escultor Miguel Ángel, por ejemplo, creó la famosa estatua de David que representa la figura masculina en su forma más idealizada. Este artista, que ha dejado una impronta muy importante en el arte a nivel mundial, se encargó de estudiar la anatomía humana y con un cincel y un martillo logró reproducirla de manera muy exacta en esta obra, así como en otras como La Piedad o El Moisés.
La arquitectura renacentista también reflejó la búsqueda de la perfección y la simetría. La cúpula de la Basílica de San Pedro en Roma, diseñada por el arquitecto renacentista Miguel Ángel, es un ejemplo de la belleza y la complejidad técnica de la arquitectura de la época. Este artista era el perfecto hombre renacentista, ya que tenía conocimientos de todos los saberes y artes, lo que le llevó a tener fama mundial.
La influencia del Renacimiento también se extendió a la literatura. Los escritores renacentistas, como William Shakespeare en Inglaterra, crearon obras literarias que reflejaban la complejidad y la riqueza del ser humano. Sus personajes eran más realistas y complejos que los de la Edad Media, lo que reflejaba la creciente importancia de la individualidad y la conciencia personal.
El Renacimiento español también es digno de mención, tanto es así que se conoció como el Siglo de Oro de la literatura. Entre ellos podemos encontrar a Lope de Vega, uno de los escritores más prolíficos de la literatura española ya que escribió más de 1.500 obras, todas ellas con notable éxito. Es considerado uno de los mejores dramaturgos de la historia del teatro español y una de sus obras más famosa es Fuenteovejuna, una obra que critica la opresión y la injusticia social y de la que se recuerda su famosa “Fuenteovejuna, todos a una”.
Tampoco hay que olvidar la labor que hizo Quevedo, escritor, poeta y político español cuyas obras se caracterizan por su estilo satírico y mordaz, en el que criticaba la corrupción y la decadencia de la sociedad de la época. A él debemos poemas satíricos como el de “Érase una vez un hombre a una nariz pegado”.
El Renacimiento, por tanto, es uno de los periodos más importantes culturalmente hablando de la historia de la humanidad. Fue un momento en el que se confluyeron muchos artistas, escultores, arquitectos y escritores que mostraron su genio que aún hoy está ejerciendo una gran influencia entre los artistas. La belleza, la perfección y la simetría eran valores importantes para los artistas y arquitectos renacentistas, y sus obras todavía se consideran algunas de las más importantes de la historia del arte, una disciplina en la que el interesado puede formarse en la Universidad UDIMA.