Descubrí a J.H. Elliott leyendo Imperial Spain (1963). Me sorprendió la justicia con que, en mi opinión, trataba la impresionante construcción de la monarquía española a los dos lados del Atlántico; sobre todo en América, donde tuvo que innovar y poner en práctica un sistema político para el que no había precedentes –y que por cierto, pese al título, nunca entendió como imperio. Ha vuelto a sorprenderme la lectura de otro libro algo posterior: The Old World and the New: 1492-1650 (1970). Me ha sorprendido y me ha enseñado mucho. Sobre todo los dos primeros capítulos, dedicados a mostrar cómo el descubrimiento de América impactó en la imagen del mundo que hasta entonces tenían los europeos. Es sorprendente y aleccionador, por ejemplo, cómo los españoles (y no solo) que veían por primera vez el nuevo mundo (hombres de armas, le letras y de fe) eran incapaces de entender lo que tenían delante porque no había en su cultura clásica (la única de que disponían) conceptos adecuados para ello. De ahí que vieran a las amazonas en plena selva sudamericana. Y cuando querían explicarlo, no tenían palabras. Les faltaban por ejemplo para describir los colores de los pájaros y la exuberante vegetación tropical. Y si entender aquella naturaleza extraña era arduo, qué decir de la realidad humana que contemplaban… Se tardó un siglo y medio, no digo en asimilarlo, sino en darse entera cuenta de la magnitud y extrañeza de lo descubierto.
Algo similar ocurrió durante la Edad Media, en un contexto muy distinto, entre cristianos y musulmanes. Vivían codo con codo, en España a menudo en la mismas ciudades, hablaban a veces la misma lengua (el árabe) y tenían sin embargo la más completa ignorancia unos de otros. Los cristianos, por ejemplo, partiendo de los esquemas bíblicos (en lugar de mirar a su alrededor) los consideraban idólatras o adoradores de Mahoma. Todo ello puede verse en un libro de R.W. Southern que recomiendo: Western Views of Islam in the Middle Ages (1962). La conclusión es la misma que la del libro de Elliott: se puede vivir muy cerca sin enterarse de quién es nuestro vecino…
J.H. Elliott es notable justamente por lo contrario. Siendo británico ha alcanzado un alto grado de comprensión de lo español. Nos ve desde fuera en una perspectiva que los españoles no nos podemos permitir el lujo de ignorar. Escribe además con un estilo elegante y ameno. Acaba de publicar un libro, History in the Making (2012), en el que lanza una mirada retrospectiva hacia su vida y hace balance de los trabajos históricos de las últimas décadas, analizando la situación actual. Ya está traducido al español. Yo todavía no lo he leído. Pero lo he pedido. Y espero con avidez el momento de leerlo.