Cuando se habla de arte gótico, lo primero que viene a la cabeza son esas magníficas catedrales o iglesias, esbeltas, llenas de luz y de color, donde la verticalidad es el signo más identificativo. Los creadores de estas obras de arte lograron sus objetivos gracias a los avances tecnológicos que iban apareciendo, al menos en arquitectura, que lograron levantar torres de más altura que además se veían más estilizadas y esbeltas al adelgazar las líneas de las columnas que seguían siendo muy resistentes.

Rompían así con la sobriedad del románico, movimiento anterior, y que se caracterizaba por bóvedas más bajas y menos iluminadas. Por tanto, si se habla de gótico se habla de luz, mucha luz, que entran por esas vidrieras esbeltas de las bóvedas de crucería adornadas por hermosas vidrieras y rosetones. Todo un espectáculo para la vista que ha perdurado durante siglos y que, a día de hoy, sigue llamando la atención de visitantes y de expertos en arquitectura.

El arte gótico se originó en Francia, y se extendió rápidamente a otros países europeos, como Inglaterra, Alemania, España e Italia. Se asocia principalmente con la arquitectura religiosa, pero también se manifestó en la pintura, la escultura, la orfebrería y las artes decorativas.

Las principales obras del arte gótico se encuentran en Europa, y son algunas de las más famosas e importantes del mundo. Entre ellas se encuentran la catedral de Notre Dame de París, la catedral de Chartres, la catedral de Colonia, la catedral de Sevilla y la catedral de Milán.

El arte gótico tuvo una gran influencia en la cultura posterior, y su legado se puede ver en el arte, la arquitectura y la literatura de los siglos posteriores. El arte gótico se caracterizó por su uso de la luz, la verticalidad, el arco apuntado, las bóvedas de crucería y las vidrieras.

La luz era muy importante en los edificios durante el Gótico. Las catedrales góticas estaban llenas de luz, gracias a las grandes ventanas de colores que iluminaban el interior de los edificios. La luz era un símbolo de la esperanza y la salvación, y ayudó a crear un ambiente de paz y tranquilidad.

A eso hay que sumar la verticalidad de estos majestuosos edificios. Las iglesias góticas eran altas y esbeltas, y se elevaban hacia el cielo como un símbolo de la grandeza de Dios. La verticalidad también era un símbolo de la esperanza y la ascensión al cielo.

Estos edificios góticos se pueden identificar también por el uso del arco apuntado que además fue toda una innovación. El arco apuntado permitía construir bóvedas más altas y delgadas, que daban a las catedrales un aspecto más ligero y aireado. Las bóvedas de crucería también eran una innovación del arte gótico, permitiendo que los edificios fueran más resistentes que los creados con las bóvedas de cañon, y también favoreciendo que se construyeran techos más altos y complejos. 

El color en las catedrales no lo daba la decoración de las paredes, sino el color que se colaba a través de las vidrieras que se colocaban en las ventanas y que estaban llenas de colores y figuras que representaban escenas de la Biblia, de la vida de los santos y de la historia de la Iglesia. Las vidrieras eran una forma de transmitir la fe y los valores cristianos al pueblo.

El arte gótico influyó en la cultura posterior de muchas maneras. Por ejemplo, el uso de la luz en el arte gótico inspiró a los artistas renacentistas a utilizar la perspectiva y la luz natural en sus obras. La verticalidad del arte gótico también influyó en la arquitectura de los siglos posteriores, y se puede ver en los edificios neogóticos del siglo XIX y XX.

El arte gótico también influyó en la literatura. Por ejemplo, la Divina Comedia de Dante Alighieri se inspira en el arte gótico, y describe un viaje a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso. La Divina Comedia es una de las obras más importantes de la literatura italiana, y ha sido traducida a muchos idiomas.

El Gótico no se limitó a la arquitectura, sino que se extendió a otras formas artísticas como la escultura y la pintura. Por ejemplo, en escultura se rompe con el hieratismo y la falta de proporciones y naturalidad de las figuras, dejando paso a un arte más natural, más expresivo, como se puede apreciar en las portadas de las catedrales o en las obras de artistas destacados como Claus Sluter.

Este movimiento artístico tuvo un impacto profundo en la cultura y la sociedad de la época. La construcción de las catedrales góticas implicó una colaboración entre artesanos, albañiles y comunidades locales, fomentando el sentido de identidad y comunidad en torno a estas impresionantes obras arquitectónicas. Además, el Gótico reforzó el papel de la Iglesia en la vida cotidiana y promovió una visión teocéntrica del mundo, en la que Dios y lo divino eran el centro de la existencia.

A pesar de su esplendor, el Gótico gradualmente fue cediendo paso a otros estilos artísticos, como el Renacimiento. Sin embargo, su legado perduró a través del tiempo y dejó una impronta indeleble en la cultura europea. Las catedrales góticas se convirtieron en puntos de referencia para las ciudades y en importantes destinos turísticos, atrayendo a visitantes de todo el mundo interesados en apreciar la majestuosidad de estas construcciones.

En la actualidad, el Gótico sigue siendo valorado por su rica herencia histórica y estética. Los museos y sitios arqueológicos de Europa exhiben numerosas piezas de arte gótico, permitiendo a las generaciones actuales apreciar la belleza y trascendencia de este movimiento artístico. Además, su influencia se puede rastrear en obras posteriores de arquitectura, arte y literatura, pues muchos artistas y escritores han buscado inspiración en el espíritu gótico para sus creaciones.