Cuando se habla de Romanticismo, lo primero que viene a la cabeza es el personaje romántico, el que muere de amor, que está lleno de sentimientos, que sufre por ese amor, ya sea correspondido o no. Pero Romanticismo es mucho más que eso, es un movimiento cultural y artística que se desarrolló principalmente durante el siglo XIX y que tuvo un impacto significativo en la historia literaria y cultural de España.
Este movimiento, inspirado e influenciado por las corrientes románticas europeas, tiene como principal característica la exaltación de la individualidad y las emociones humanas. Los románticos buscaban la expresión libre de los sentimientos y las pasiones, y rechazaban los ideales de racionalidad y orden del movimiento anterior, el Neoclasicismo. La naturaleza, la melancolía y el amor no correspondido eran temas recurrentes en las obras románticas españolas.
Entre los autores más destacados del Romanticismo en España se encuentra José de Espronceda, cuya obra «El estudiante de Salamanca» se considera uno de los poemas románticos más importantes del período. Espronceda exploró los temas de la rebeldía, el amor trágico y la búsqueda de la libertad individual. Otro autor relevante es Gustavo Adolfo Bécquer, aunque se trata de un postromántico, ya que su obra se produjo poco después del auge de este movimiento en España, que duró relativamente poco tiempo. Bécquer es conocido por sus «Rimas» y sus leyendas, que reflejan la sensibilidad romántica y la preocupación por lo sobrenatural.
Además, durante esta época surgieron movimientos literarios asociados al Romanticismo, como el costumbrismo y el realismo. El costumbrismo retrataba escenas y personajes típicos de la sociedad española, mientras que el realismo buscaba una representación fiel de la realidad social, pero este movimiento se asentó en España posteriormente, teniendo otros grandes autores y obras que marcaron un antes y un después en cómo se entendía el arte y la historia, ya que en muchas ocasiones las obras escondían una crítica a la sociedad española del momento.
Una de las obras más emblemáticas del Romanticismo español es «Don Juan Tenorio» del dramaturgo José Zorrilla. Esta obra de teatro mezcla elementos románticos con el mito de Don Juan, presentando un personaje seductor y rebelde. «Don Juan Tenorio» se convirtió en un clásico de la literatura española y continúa siendo representada en la actualidad, sobre todo cuando llega el Día de Todos los Santos, ya que el final de esta obra está relacionada con fantasmas y redención cristiana.
No hay que olvidar a otros escritores, como Rosalía de Castro o Juan Valera, que también fueron importantes en la difusión de los dogmas de este movimiento en España.
El movimiento del Romanticismo en España es importante en la historia debido a su papel en la renovación de la literatura y el arte del país. Rompiendo con las restricciones formales del Neoclasicismo, el Romanticismo permitió a los escritores y artistas explorar nuevas formas de expresión y transmitir emociones más intensas. Además, el Romanticismo contribuyó a la construcción de la identidad cultural española, al rescatar y revalorizar la literatura medieval y popular.
El Romanticismo español también reflejó los cambios políticos y sociales que estaban ocurriendo en Europa en ese momento, como la lucha por la libertad y el nacionalismo. Los románticos españoles se sintieron atraídos por las figuras históricas y las gestas heroicas de la historia española, buscando inspiración en el pasado glorioso del país.
El Romanticismo todavía está imperando en la actualidad. Su espíritu se puede ver en, por ejemplo, la nueva serie de la Familia Adams, Miércoles, que se puede ver en Netflix, donde la protagonista, la hija mayor de esta pareja estrafalaria, es amante de este movimiento y de los autores más representativos de este movimiento.
Y es que el Romanticismo no sólo se dio en España, sino que estuvo presente en toda Europa, de la mano de Shelley, Brönte o Edgar Alan Poe, en Estados Unidos.