Hablar de Barroco es hablar de complejidad, de extravagancia, de sofistificación, de dramatismo, de ornamentación y ostentación. Este periodo, que floreció en Europa durante los siglos XVII y XVIII se caracterizó precisamente por eso, y causó todo un revuelo en la época, ya que los artistas rompieron algunas reglas que estaban escritas y pusieron mucho de sí mismos, expresando parte de su psicología en cuadros, esculturas y también arquitectura. La influencia del Barroco se extendió más allá del arte y abarcó la cultura y la ciencia, dejando un legado duradero en numerosas disciplinas.

El Barroco tuvo un profundo impacto en la cultura europea de la época. En el ámbito de la literatura, hay que hablar de dos genios, uno español y uno inglés, cuyas obras han dado la vuelta al mundo, han sido traducidas a decenas de idiomas y han servido como fuente para hacer películas o incluso obras de teatro o de ballet. Estamos hablando de dos genios que compartieron fecha de muerte, 1616: Cervantes y Shakespeare.

El primero, español y apodado el Manco de Lepanto, escribió una de las obras más importantes de la literatura mundial, Don Quijote de la Mancha, la historia de un hombre que, obsesionado con las novelas de caballería decide emprender aventuras a pesar de su edad en la piel de un personaje imaginario, Don Quijote, que debe lidiar entre la realidad y la fantasía que se imagina en muchas de sus aventuras. En su segunda salida del pueblo, tras volver totalmente derrotado por los infortunios que le deparó su primera salida, se le une su fiel escudero, Sancho Panza, que se convierte en el polo opuesto de su amo y señor y que adquiere una relevancia muy importante en toda la obra. 

El otro genio que convivió en tiempo, pero no en espacio físico, ya que era de Inglaterra, fue William Shakespeare, que con su drama Hamlet, ofrece una complejidad psicológica del personaje que no se había visto hasta entonces en la literatura. El personaje de esta obra, conocido por su emblemático monólogo de “ser o no ser, esa es la cuestión”, introduce a los espectadores en la condición humana, sus miedos, anhelos y pasiones, reflejando la visión trágica y pesimista que había en la época.

En el campo de la pintura, artistas renombrados como Caravaggio, Rembrandt y Velázquez destacaron por su dominio técnico y su habilidad para plasmar la intensidad emocional en sus obras. La utilización de contrastes de luz y sombra, conocido como «claroscuro», añadía un dramatismo único a sus pinturas. Obras emblemáticas como «El rapto de Europa» de Rembrandt y «Las Meninas» de Velázquez son ejemplos icónicos del estilo barroco y su capacidad para capturar la complejidad de la realidad. De hecho, el juego de perspectivas de la obra de Velázquez es impecable y con ella cuenta una historia que guarda incluso algún que otro secreto.

La influencia del Barroco se extendió también al ámbito de la arquitectura. La Basílica de San Pedro en el Vaticano, diseñada por Gian Lorenzo Bernini, es uno de los ejemplos más notables de la grandiosidad barroca. Sus formas sinuosas, la abundancia de detalles decorativos y la utilización del espacio para crear efectos teatrales cautivaron a los espectadores de la época y siguen siendo admirados en la actualidad.

El Barroco no se limitó al ámbito artístico, sino que también influyó en la ciencia y el pensamiento. Durante este período, se produjeron avances significativos en disciplinas como la astronomía, la física y las matemáticas. El científico y filósofo René Descartes, con su obra «Discurso del método», sentó las bases del racionalismo moderno y promovió la idea de un universo regido por leyes matemáticas.

Se trata de un periodo que fue todo un referente para movimientos posteriores. De hecho, en la literatura española, Góngora, uno de los escritores más importantes de la época, resurgió del olvido gracias a la labor de los poetas y escritores de la Generación del 27, que sintieron veneración por este escritor y que les sirvió de inspiración para sus poemas. 

Por todo ello, se puede decir que el Barroco es un movimiento que fue clave en el desarrollo de la historia contemporánea y que incluso hoy en día se sigue sintiendo y viviendo gracias a las aportaciones que todos estos artistas, escritores y divulgadores hicieron en su día.

Sobre historia del arte se forma en la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, por medio de su Grado en Historia.