El objeto suntuario se ha descubierto en el tramo 7 del Tren Maya, en México, y ha sido asociado, de manera preliminar, al periodo Clásico Terminal (830-900 d.C.).
Investigadores mexicanos han descubierto una fina gargantilla hecha en caracola, con la representación esgrafiada de cuatro personajes, cuando realizaban las tareas de salvamento arqueológico que se realizan en las obras del Tren Maya.
La pieza, de 9.7 centímetros de largo y 2.9 de ancho, con un milímetro de grosor, tiene una forma semielíptica o semilunar. Su hallazgo se registró el 13 de septiembre de 2023, en el poblado quintanarroense de Nicolás Bravo, durante las exploraciones arqueológicas que se realizan en el Tramo 7 de la obra ferroviaria.
Un equipo de trabajo, coordinado por la arqueóloga Maricela Salazar Carrillo, adscrita al proyecto de salvamento en el Tren Maya, ubicó al antiguo accesorio de vestir al liberar una capa de relleno debajo de un apisonado, a 30 centímetros de profundidad.
De acuerdo con la especialista, la asociación de la gargantilla con otros ejemplares conocidos permite inferir que data del periodo Clásico Terminal, es decir, entre los años 830 y 900 de nuestra era.
La escena grabada en la gargantilla prehispánica se compone por la representación de cuatro personajes de perfil, quienes en la frente portan una banda. Dos de ellos miran hacia el lado derecho y los dos restantes al izquierdo.
Salazar Carrillo ha indicado en un comunicado que “son pocos los ejemplares similares que se han recuperado o de los que se tiene noticia”, añadiendo que “de aquellos que conocemos su lugar de procedencia, podemos mencionar una gargantilla encontrada en el Valle de México, y otras recuperadas en contextos del periodo Clásico Terminal, en el Ceibal, el Perú-Waka’ y Uaxactún, sitios de la región de las Tierras Bajas mayas del sur”.
A partir de tales antecedentes de piezas similares, se sabe que estos objetos suntuarios evocan, desde la perspectiva del arte maya prehispánico, a conferencias o temas relativos a la diplomacia, el intercambio y los encuentros entre miembros de las elites antiguas.
La pieza recién descubierta permanece resguardada por el INAH y continuará bajo estudio, dado que, por su calidad y excepcionalidad, se contempla su futura exhibición en una sede por definir.