Han pasado 46 años desde que la Constitución española empezara su andadura, después de muchas décadas de dictadura y de falta de derechos , y todavía da que hablar. Y es que, en los últimos tiempos, se ha discutido mucho sobre la reforma que necesita este documento que cambió la historia de nuestro país. Para poder cambiar algunas palabras de la Constitución, se requiere de un amplio consenso, y parece que se ha conseguido, ya que los dos grupos políticos mayoritarios están de acuerdo en cambiar la palabra “disminuido” por “personas con discapacidad”, algo que también lleva años pidiéndose y que tiene todo el sentido del mundo.

Partiendo de este contexto, es un buen momento para conocer un poco la historia de la Constitución de 1978, que fue un documento fundamental que marcó la transición del régimen dictatorial de Francisco Franco a un sistema democrático. Este proceso de cambio, conocido como la Transición Española, fue un periodo clave en el que se gestaron las bases para la democracia que caracteriza a España en la actualidad.

En concreto, lLa Transición Española, que abarcó desde la muerte de Franco en 1975 hasta la aprobación de la Constitución en 1978, fue liderada por destacadas personalidades que desempeñaron roles cruciales en la construcción del nuevo sistema político. Figuras como Adolfo Suárez, primer presidente del Gobierno de la monarquía parlamentaria, y el Rey Juan Carlos I, desempeñaron papeles esenciales en el proceso de cambio hacia una democracia representativa.

La redacción de la Constitución Española de 1978 fue encomendada a las Cortes Constituyentes, elegidas en las primeras elecciones democráticas tras la dictadura. La elaboración del texto constitucional contó con la participación de políticos de diferentes ideologías, reflejando un amplio consenso en la sociedad española de la época. Entre los responsables destacan figuras como Miguel Roca, José Pedro Pérez Llorca y Jordi Solé Tura.

La importancia de la Constitución de 1978 radica en su papel como marco jurídico y normativo que establece los principios fundamentales del Estado español. Es un documento que garantiza los derechos y libertades de los ciudadanos, establece la separación de poderes y define el sistema político basado en una monarquía parlamentaria.

Modificar la Constitución Española no es una tarea sencilla. Se requiere de un proceso legislativo complejo que involucra la aprobación de una reforma por mayoría cualificada en ambas cámaras. Este procedimiento garantiza que cualquier modificación constitucional cuente con un amplio respaldo político y social.

A lo largo de los años, la Constitución ha experimentado diversas modificaciones que reflejan la evolución de la sociedad española y sus necesidades. Reformas como la de 1992, que reconoció la competencia exclusiva de las comunidades autónomas, en 2001 se incorporó el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo o la de 2011, que limitó el déficit público, han contribuido a adaptar la Carta Magna a las demandas cambiantes del país.

La Constitución de 1978 es un documento fundamental para la democracia española. Es el resultado de un proceso histórico excepcional, y ha garantizado la estabilidad y el progreso de España durante más de 40 años.

La Constitución es un documento vivo, que se ha ido adaptando a los cambios sociales y políticos. Su reforma ha sido un proceso lento y complejo, pero ha permitido que la Constitución siga siendo un instrumento válido para la democracia española.