El 17 de junio se cumplirán cien años del nacimiento de Julián Marías (1914-2005). No es hoy ni mucho menos un desconocido, pero su relevancia intelectual está bastante atenuada respecto de hace algunos años. Porque aunque nunca tuvo mucha importancia en el establishment intelectual español (particularmente en la universidad y entre filósofos, que era por así decir su ambiente natural), su obras, traducidas a numerosos idiomas y en España reeditadas continuamente, gozaron siempre del aprecio, y aun entusiasmo, de innumerables lectores. Hoy sin embargo, por primera vez si no me equivoco desde que empezara su carrera de pensador y escritor con su Historia de la filosofía (1941), la reediciones de sus libros han empezado a espaciarse y el número de quienes acaso conocen su nombre pero nunca lo han leído es cada vez mayor. ¿Habrá envejecido a los cien años? ¿Habrá iniciado su declive irremediable y definitivo?
Pienso que no. Estoy absolutamente convencido de ello. Independientemente de que se compartan o no sus ideas, Julián Marías ha sido para varias generaciones, y va a seguir siéndolo, un maestro de calidad y honradez intelectual, un ejemplo de claridad y valor cívico, un modelo de elegancia literaria e insobornable veracidad. Fue además (pero esto sí se ha perdido irremediablemente, a pesar de la grabación de algunas de sus conferencias), un excelente orador, con una, si se puede llamar así, «retórica coloquial» verdaderamente digna de imitación.
En torno a él se ha producido, no ahora sino desde hace mucho tiempo, un pacto de silencio. Al parecer, se ha preferido no hablar de él, ni siquiera para criticarlo, no fuera que se despertara la curiosidad y se diera pie comparaciones…
Los que lo admiramos y estamos convencidos de su valor, y nos consideramos sus discípulos, no pretendemos reivindicarlo; nos basta con invitar a su lectura. La obra de Julián Marías está ahí, a sus cien años, entera, vigorosa, sugestiva, repleta de ideas perspicaces y certeras, para quien quiera leerla: su ya mencionada Historia de la filosofía, su Biografía de la filosofía (1954), su Consideración de Cataluña (1966), su Antropología metafísica (1970), su Breve tratado de la ilusión (1984), su España inteligible (1985), sus innumerables ensayos breves, sus críticas de cine…
Su obra está ahí. Acérquense a ella. No perderán el tiempo.