Perdonadme la inmodestia de presentar una publicación mía que acaba de ver la luz (Señores del paisaje. Ganadería y recursos naturales en Aragón, siglos XIII-XVII, PUV, Valencia, 2013). El libro pretende revisar los planteamientos que tenemos sobre los efectos destructivos que se derivan de la práctica de la ganadería sobre el paisaje mediterráneo. La investigación justifica y pone el acento en las formas organizativas de las comunidades ganaderas y en los marcos institucionales en los que se desarrollaba la actividad, como las claves para historizar las consecuencias que estas prácticas tuvieron y tienen sobre la utilización de los recursos ganaderos.
La referencia, sin embargo, la hago como excusa para introducir una vertiente de la historia que se desarrolla a pasos agigantados en el panorama historiográfico mundial: la historia medioambiental. Sus antecedentes se remontan a los años sesenta, con la apertura de la historia social de la agenda tradicional de la disciplina hacia nuevos temas. Con ellos llegaron el interés de algunos historiadores por rescatar las menciones de las fuentes hacia las «señales del cielo», los cambios en el curso de los ríos, las lluvias torrenciales, las sequías, pero también el avance del bosque, la lucha por los pastos, las menciones a roturaciones excesivas, etc…. Pero no ha sido hasta los años noventa, cuando desde otro lugar, las ciencias paleoambientales y la arqueología se ha aplicado todo nuestro potencial investigador a conocer los cambios ambientales del pasado. Estas ciencias son: la palinología o estudio del polen, la carpología o estudio de las semillas, la zooarqueología o estudio de los restos óseos de animales, la dendrocronología o estudio de los anillos de los árboles (indicador privilegiado de los índices de pluviosidad) y muchas más (algunas casi de ciencia ficción, como el estudio de las algas diatomeas que nos permiten conocer la calidad medioambiental en el agua en siglos y milenios pasados). Lo interesante es que actualmente se puede establecer, mejor que nunca, el diálogo entre todas estas disciplinas científicas, la historia y la arqueología, pues han acercado sus problemas de investigación, sus escalas cronológicas e incluso los fines para los que desarrollan sus estudios, como las políticas públicas que se deben desarrollar. La historia medioambiental, como todas las preguntas que el presente hace sobre el pasado, se desarrolla por nuestras preocupaciones ecológicas actuales, pero ha traído conclusiones sorprendentes sobre los profundos cambios que ha sufrido el medioambiente en períodos históricos, sobre la ambivalente acción de los seres humanos sobre el mismo dependiendo de los sistemas socio-económicos en los que han vivido y sobre los futuros potenciales que se abren, dependiendo de las opciones que tomemos.
Doctora en Filosofía. Profesora de Historia Contemporánea.
Udima, Universidad a Distancia de Madrid