Una de las cosas que irremediablemente se lleva el tiempo es la presencia de los protagonistas de la historia. Quedan sus obras, y las consecuencias de sus obras. Pero ellos mismos, los que dieron sentido a esas obras (ideas, obras de arte, decisiones políticas) desaparecen irremediablemente; y con ellos se pierde irremediablemente su secreto. Sobre esas obras podremos averiguar luego muchas cosas, podemos llegar a saber sobre ellas en cierto modo incluso más que sus mismos autores. Sabemos mucho sobre Leonardo da Vinci, Kant o Napoleón; pero ¿qué no daríamos por verlos actuar: pintar, hablar, tomar decisiones?
Nuestra sociedad permite hoy, a una escala y con una calidad sin precedentes, la conservación y archivo, no solo de las obras, también de la voz, de la imagen, de los gestos. ¡Cuánto dice un primer plano que la palabra escrita o hablada silencia! Alguna vez se ha dicho que Hitler no hubiera podido hacer lo que hizo en la era de la televisión…
Como quiera que sea, en los archivos audiovisuales tenemos una riqueza histórica que, como toda riqueza, hay que saber aprovechar. Yo quiero llamar la atención sobre la que contiene la página web del Colegio Libre de Eméritos. En ella se puede no solo escuchar sino ver, en una importantísima colección de vídeos, a grandes maestros de nuestra cultura, de nuestro pensamiento, de nuestra historia, muchos ya desaparecidos. El catálogo es amplísimo: Miguel Artola, Vicente Palacio Atard, José María Jover… Yo voy a recomendar dos vídeos. Uno de Julián Marías titulado «La razón histórica: España inteligible» y otro de Pedro Laín Entralgo, «Los griegos ante el cuerpo humano». La historia de nuestro pensamiento se aprende no solo a través de los libros.