El amor dura toda la vida, es eterno… Eso es lo que los románticos creían y muchos hoy en día creen y viven en su día a día, pero otros deciden separarse y divorciarse a continuación por los más diversos motivos. En España, en 2022, hubo 81.302 divorcios, lo que supuso un 6,4 por ciento menos que en el año anterior, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. Por eso, es importante saber cómo se hace ese proceso de divorcio y cuáles son los pasos a seguir para que este trámite, aparte del sufrimiento emocional que pueda conllevar, no se haga cuesta arriba.
El primer paso para obtener un divorcio suele ser presentar una petición de divorcio ante el tribunal competente. Esta petición, también conocida como la demanda de divorcio, establece la voluntad de uno o ambos cónyuges de poner fin al matrimonio. Es importante tener en cuenta que los requisitos y procedimientos pueden variar según la jurisdicción, por lo que es aconsejable consultar con un abogado especializado en derecho de familia.
Al presentar la demanda, se requerirá una serie de documentos que respalden la solicitud de divorcio. Estos documentos pueden incluir certificados de matrimonio, acuerdos prenupciales, información financiera detallada y, en algunos casos, documentación que respalde la custodia de los hijos. Es fundamental proporcionar información precisa y completa para evitar retrasos y complicaciones en el proceso.
Una vez presentada la demanda, el cónyuge solicitante debe notificar al otro cónyuge sobre la acción legal. Este proceso, conocido como servicio de notificación, puede variar según la jurisdicción, pero generalmente implica la entrega formal de los documentos legales. Esto garantiza que ambos cónyuges estén informados y tengan la oportunidad de responder a la demanda.
El cónyuge demandado tiene un plazo determinado para responder a la petición de divorcio. En esta respuesta, se pueden plantear cuestiones relacionadas con la división de propiedades, la manutención conyugal, la custodia de los hijos y otros asuntos relevantes. La falta de respuesta puede resultar en que el tribunal tome decisiones unilaterales.
En muchos casos, se alienta a las parejas a buscar la mediación antes de acudir a juicio. La mediación permite a las partes involucradas llegar a acuerdos mutuos sobre cuestiones como la división de propiedades y la custodia de los hijos, con la ayuda de un mediador imparcial. Estos acuerdos pueden presentarse al tribunal para su aprobación.
Si las partes no logran llegar a un acuerdo, el proceso puede avanzar a una audiencia o juicio. Durante esta etapa, ambas partes presentarán sus argumentos y pruebas ante el tribunal, que tomará decisiones basadas en la legislación aplicable. Es crucial contar con representación legal durante esta fase para garantizar que se protejan los derechos e intereses de cada cónyuge.
Cuando se han resuelto todos los problemas legales, se redactarán documentos finales, como un acuerdo de divorcio o un decreto de divorcio. Estos documentos establecen oficialmente el fin del matrimonio y los términos acordados entre las partes. La aprobación final del tribunal culminará el proceso de divorcio.
Durante todo el proceso de divorcio, es aconsejable contar con la asesoría de profesionales especializados, como abogados de familia, mediadores y, en algunos casos, asesores financieros. Estos expertos ayudarán a navegar por los aspectos legales, financieros y emocionales del divorcio, brindando orientación y apoyo en cada etapa.
Los costos asociados con un divorcio pueden variar significativamente según la complejidad del caso y la jurisdicción. Incluyen honorarios legales, tarifas de presentación de documentos, costos de mediación y, en algunos casos, gastos periciales. Es esencial discutir los honorarios y costos potenciales con el abogado desde el principio para evitar sorpresas financieras.
En cualquier caso, siempre es positivo tener la visión y la ayuda de un profesional que sea capaz de hacer todos estos trámites con más facilidad.