En estos tiempos de crisis los economistas tendemos a usar nuestra memoria, tirar de bibliografía y hemeroteca e intentamos predecir qué es lo que va a pasar teniendo en cuenta lo que ya ha pasado; sabiendo que cada crisis tiene sus afectados, o como dicen los chinos, sus oportunidades. Según un proverbio “mientras unos lloran por la crisis, otros ven la oportunidad de vender pañuelos”.
Quisiera comenzar haciendo un símil con la última crisis conocida en Occidente, la del 2008, la crisis financiera. Otros la llaman la crisis de las hipotecas o crisis subprime. ¿Cuándo nos vino realmente la crisis? Cuando quebraron algunas entidades financieras de renombre y por ende las europeas cerraron el grifo de la liquidez, y arrastró a todos los sectores públicos y privados que dependían del mismo. ¿A quién perjudicó? Pues a todos aquellos, personas y empresas, que tenían tensiones de liquidez en el corto plazo.
De sobra es conocido la cantidad de personas y empresas que fueron a la quiebra sobre todo en los sectores del ladrillo, desaparecieron las cajas de ahorro en casi su totalidad que afectó al sector público y todas las empresas que vivían del mismo. Hubo los famosos recortes y se reformó la economía lo cual hace que tengamos ahora mejor resistencia a la crisis que estamos sufriendo actualmente. Sin embargo, hubo oportunidades, ¡claro que las hubo!, quienes tuvieron liquidez, adquirieron bienes inmuebles y negocios a precios de saldo, mejoraron sus alquileres, contrataron buenos profesionales a mitad de precio, y se mejoraron las relaciones económicas con el exterior, donde España alcanzó las mejores cuotas de exportación de toda su historia.
En la actual crisis el próximo mes de marzo cumpliremos un año, un año de la crisis de la movilidad, que afecta a sectores como transporte, turismo, ocio y restauración. El motor del modelo económico español y piedra angular del sector servicios. España era uno de los tres países líderes en turismo de los últimos años y vio, de la noche a la mañana, cómo su industria sufría un varapalo difícil de superar. Muchos empleadores en quiebra y empleados, muchos de ellos jóvenes con contratos temporales, se quedaron fuera del sistema.
Han caído restaurantes típicos, aerolíneas, cadenas de hoteles, cines, teatros, discotecas etc. Sin embargo, a río revuelto ganancia de pescadores, ¿quiénes han salido beneficiados? Los que venden productos de salud, las farmacéuticas, las nuevas tecnologías, empresas de formación online, saldremos reforzados en digitalización, las energías limpias, vehículo eléctrico interno para ciudades, e-commerce, empresas de delivery… Es decir, el gran triunfador son las empresas del ‘internet de las cosas’, la crisis nos ha empujado a la revolución 3.0. Y si además añadimos que el 5G ya está aquí veremos que el mundo está avanzando a grandes velocidades.
En el triángulo de la recuperación, con los fondos europeos al llegar, los vértices tienen que estar en un saneamiento de las finanzas públicas. Ayer mismo el BCE nos compró el 100% de la deuda española; la transformación digital, internet por satélite, una empresa con dueño compartido con los coches Tesla acaba de aterrizar en España. Economía circular y sostenible: a la cabeza están las energías limpias, reciclaje y agricultura ecológica. Estos tres vértices es hacia donde debemos configurar la inversión de los famosos fondos europeos y aprovechar este cambio de ciclo, convertir oportunidades en realidades que nos hagan avanzar como sociedad europea actualizada.
Profesor de auditoría de cuentas en la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA. Economista, Ingeniero Industrial y Auditor de Cuentas ROAC.