Por José Ramón N. C. -alumno del Grado en ADE de la UDIMA–
Trendig Topic mundial y tema de moda en foros y tertulias de un tiempo a esta parte, pero ¿qué aporta el protocolo bitcoin a la economía mundial? ¿qué ofrece el bitcoin a un particular que busque una alternativa a los activos tradicionales para invertir sus ahorros?
Algunos únicamente ven especulación, moda, inversores a la caza del próximo boom, y un precio basado en nada, o al menos en nada tangible, sin respaldo institucional, ni legislación aplicable que aporte seguridad jurídica. A los argumentos anteriores se une el alto consumo eléctrico y la consiguiente contaminación.
En mi opinión los detractores no están del todo equivocados, y parte de estas justificaciones, como las asociadas a la especulación o haberse convertido en el activo de moda, no le hacen ningún bien. Otros muchos de estos aspectos son una realidad, pero que sean verdad no hace que tengan qué ser necesariamente malos, e incluso, son parte de los aspectos fundamentales que lo convierten en un activo tan interesante.
En primer lugar considero importante diferenciar entre el valor y el precio. Conocemos el precio actual del bitcoin, es decir, sabemos cuál es su equivalencia actual en euros o dólares pero ¿sabemos cuál es su valor? Bitcoin es pura oferta y demanda, auténtico mercado, un activo que te permite ser dueño, amo y señor de tu patrimonio, bajo tu propia custodia, alejado de bancos que solo abren de manera presencial de lunes a viernes de 9h a 14h y apps que si están «caídas» hacen que tus euros o tus dólares solo sean números en una pantalla.
Ecológico y seguro
Además, con bitcoin eres poseedor de un bien finito y de número conocido, que cada vez se hace más escaso gracias a su protocolo de minado que imita la obtención natural del oro. Y que se mantiene alejado de bancos e instituciones centrales que controlan nuestros euros o dólares y que no siempre miran por el beneficio de sus usuarios, realizando devaluaciones de manera irresponsable para solucionar problemas presentes, sin valorar las consecuencias futuras.
Además, bitcoin es un activo inhackeable e infalsificable, divisible hasta la cienmillonésima parte y capaz de ser enviado o transportado a la otra parte del mundo a la velocidad que permita internet, de manera completamente descentralizada, de persona a persona sin depender de terceros y a un coste muy inferior al que establece la banca. Es verdad que consume energía eléctrica, pero es esta energía la que asegura y respalda la red haciéndola tan segura, así como todas las transacciones, igual que la banca consume en sus operaciones o la minería de oro en su obtención.
Estas transacciones son escritas en la Blockchain, haciéndose públicas y permaneciendo inalterables hasta el fin de los tiempos, o al menos hasta el fin de Internet, y añadiéndole otro punto de vista al aspecto de la energía: bitcoin se ha presentado como una gran oportunidad de potenciar el mercado de las energías renovables, colocándolo como un sector aún más rentable. En esta línea, varios estudios resaltan que el 75% de los nuevos bitcoins que se minan o se obtienen hoy en día, ya lo hacen con energías limpias, sobre todo hidroeléctricas. Mineros en busca de la energía más barata y de la máxima rentabilidad.
Este es el valor de bitcoin y lo que nos ofrece, y esto es lo que me parece realmente interesante de este activo, y no tanto el precio que obsesiona a la mayor parte del público que acude a él en estos días. Si analizamos esto último resulta obvio pensar que al ser pura oferta y demanda sin organismo central que intervenga en la evolución del precio y estar hablando de un mercado tan joven, la volatilidad a corto plazo es alta.
En mi opinión y a largo plazo, si te interesa el precio, haciendo un análisis retrospectivo vemos que se cumple, hablamos de un activo que a largo plazo convierte la volatilidad en apreciación ya que cuando nació hace poco más de una década se intercambiaba por céntimos de dólar y cuya primera transacción por un bien conocida fue el intercambio de 2 pizzas por 10.000 bitcoin.
¿Volatilidad o proyección?
Desde ahí hasta hoy solo se ha apreciado al haber sido visto cada vez por más personas como un activo interesante y mantener su oferta limitada. La ley de la oferta y la demanda ha actuado y ha hecho que esté donde está. Su valor entonces era el mismo que hoy y será el mismo que mañana, un bitcoin seguirá equivaliendo a un bitcoin y seguirá siendo una parte de los 21 millones que componen la red. Pero si lo enfocamos sobre el precio, podemos pensar que si más personas, instituciones o estados siguen viendo positivamente este valor, el precio se comportará acorde.
No en vano y de manera más o menos silenciosa, el dinero mundial se está moviendo en la misma dirección, más allá de idas y venidas de Teslas, o excentricidades de su CEO, grandes empresas e instituciones están mirando el mundo del bitcoin y buscando la manera de incursionarse. Basta navegar un poco por internet para ver cómo los grandes medios de pago como Visa, MasterCard o PayPal ya están dentro, bancos e instituciones de EEUU como JPmorgan, Goldman Sachs, The Street, NY mellon, Morgan Stanley o recientemente Wells Fargo se posicionan en el mercado para ofrecer este activo a sus clientes, grandes fondos de todo el mundo como Black Rock.
O ver a países como Hungría, Alemania, Canadá o EEUU dando los pasos en el camino hacia la legislación, incursión y aceptación; esto es realmente relevante. En Hungría se bajan los tipos para los poseedores de criptomonedas, en Alemania se autoriza a los fondos a incursionarse en bitcoin, en Canadá ya funcionan dos ETF con amplio éxito dando entrada al dinero institucional más fácilmente y en EEUU casi una decena de estos ETF se encuentran en estudio por la SEC para ser aprobados, así como en numerosos estados ya se legisla y se posicionan abiertamente pro-bitcoin.
Como conclusión, y siempre desde una óptica personal, si bitcoin conserva su valor, desde el punto de vista de su utilidad o funcionalidad, y consigue alejarse de modas pasajeras y especulación apalancada en busca del “pelotazo” que no le hacen ningún bien y que hacen que su valor se confunda con su precio, estamos ante un activo con gran proyección a largo plazo, que puede suponer un punto de inflexión en la historia de la economía mundial, que vendría a descentralizar el dinero como en su día hizo internet con la comunicación, que se presenta como “oro digital” u oro del siglo XXI, representando una futura reserva de valor donde conservar ahorros de manera segura, independiente y eficaz, protegidos de inflación o devaluaciones de otras monedas o valores, patrón de referencia económica del mundo online.