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Lo que trae el 2020: Brexit, elecciones en EEUU y gobierno en España

Ha terminado el año 2019 y varias circunstancias, que influirán sin duda en el devenir económico del año 2020, merece la pena que sean comentadas.

En el ámbito internacional, las dos cuestiones fundamentales son el Brexit y la política (no solo económica) de EEUU. En cuanto al Brexit, los parlamentos británico y de la UE deben ratificar el reciente acuerdo de salida antes del fin del mes de enero. Dado que 2020 es tomado como periodo transitorio (incluso el periodo se puede prorrogar antes de julio de este año), habrá que esperar para evaluar los plenos efectos de la salida británica desde el punto de vista del mercado de trabajo, el tráfico de mercancías, la seguridad jurídica o la liquidación financiera de las obligaciones de GB. El hecho de que la salida sea ordenada o que no se produzca realmente hasta 2021, no quiere decir que en este año que comienza no empiecen a notarse los efectos del acontecimiento en el PIB (de hecho, ya se han notado en 2019, especialmente por la parte británica).

En función del acuerdo comercial que se negocie entre la UE y Reino Unido, la producción en España podría verse afectada hasta en un 0,5% (aunque lo lógico es que la influencia sea más bien de 1 o 2 décimas). Y la de los ingleses por encima de ese 0,5% teniendo en cuenta, en cualquier caso, que ya se ha salvado la opción de un Brexit ‘duro’. A pesar de estos datos, las previsiones para España en los próximos dos años mantienen un crecimiento en el entorno del 1,5% del PIB, y un paulatino acercamiento al 13,5% de tasa de desempleo.

En cuanto a la política de EEUU, hay que tener en cuenta que queda menos de un año para las elecciones presidenciales. Trump se encontrará con tres refuerzos que le ayudarán a llegar como favorito a los comicios. El primero es el final del impeachment, que será rechazado dada la mayoría republicana en el Senado. El segundo es la relajación de la tensión arancelaria con China a partir de los acuerdos de mediados de diciembre, que será vendida sin duda (esta y las futuras negociaciones) como una muestra de la capacidad del presidente para jugar y ganar al juego de la gallina en la guerra comercial bilateral.

China, más expuesta desde el punto de vista del comercio internacional, puede ver como su PIB se contrae por este motivo el doble que lo hará el PIB de EEUU. Se espera una pérdida para la UE de dos décimas de PIB. De forma parecida se puede analizar el tercer refuerzo, el ataque aéreo que costó la vida al general Soleimani hace unos días, que termina por abrir un nuevo frente en el que la posición de fuerza estadounidense espera una respuesta por parte de Teherán. La repercusión en el precio del petróleo es todavía moderada y dependerá de dicha respuesta.

Lo más impredecible es, sin embargo, lo que ocurra dentro de España. En el ámbito nacional, es imprescindible tomar en cuenta la formación del nuevo gobierno y la aprobación, en su caso, de unos presupuestos que llevan prorrogados desde la época de Montoro. Las medidas del nuevo gobierno que han trascendido hasta ahora significan mayores costes para empresas (contrarreforma laboral, subida del SMI hasta 1.200€, tasa Google o tasa Tobin) y algunos particulares (subida del IRPF para rentas mayores de 130.000€).

Necesariamente estas medidas penalizarán el crecimiento del PIB. Es muy probable que estimulen la economía sumergida y el fraude fiscal. La tarea es complicada para un nuevo gobierno que experimentará la presión de agentes con un notable sesgo tendente al gasto social (Podemos) y, en sentido contrario, con un notable sesgo tendente al equilibrio presupuestario (Bruselas). Todo esto en medio de una problemática política en una de las regiones que más aporta al PIB español, Cataluña, que debe ser gestionada con mucho tino para no crear más incertidumbres de las que ya existen.

Trump y los aranceles

Al iniciar su mandato, el presidente Trump comenzó a desarrollar los proyectos que habían sido promesas electorales durante su campaña. El más sonado, posiblemente, sería el de la construcción de un muro en la frontera sur del país. Además, dijo, el muro lo pagarían los propios mexicanos. En estos días, los movimientos arancelarios de la administración norteamericana afectan finalmente a México y Canadá, sus socios en el NAFTA. La tensión arancelaria con China comenzó hace meses e, igualmente, el 31 de mayo de 2018 terminaron las fallidas negociaciones con la UE, de tal forma que, a primeros de junio, los aranceles a productos europeos entrarían en vigor. Las mercancías que están teniendo un mayor protagonismo en el episodio son el acero y el aluminio.

La teoría microeconómica explica qué se quiere conseguir al aplicar un arancel. La subida de precios que provoca en la mercancía importada permite que los productores nacionales sean más competitivos y sustituyan a los productores extranjeros. Busca, por tanto, la protección de la industria nacional. Las expectativas para estas industrias mejoran desde el momento en que se anuncia el arancel. Tanto es así que Acerinox, con una gran presencia como productor local en Estados Unidos, ha experimentado una importante subida en bolsa en los últimos días.

La teoría también analiza quién paga el arancel. Una de las conclusiones incide en el perjuicio para el consumidor nacional (consumidor final o industria importadora), que experimenta una pérdida de bienestar por la subida del precio de la mercancía provocada por el arancel. Así, los grandes perjudicados de la medida serían el exportador y el consumidor o importador nacional. Existe, sin embargo, alguna consideración a tener en cuenta en el análisis. Si el país es grande, como es el caso de EEUU, y por tanto su demanda puede influir en el precio internacional, el descenso de dicha demanda (que ahora es cubierta por los productores nacionales) también provoca una bajada del precio de la mercancía, de tal forma que los consumidores nacionales no salen tan perjudicados, contrariamente a los exportadores que ven cómo su ingreso disminuye al caer el precio.

Por último, la teoría también cita a otro gran beneficiado: la administración pública, que dispone de una mayor recaudación arancelaria con la que puede pagar, por ejemplo, muros fronterizos.

El componente político de la cuestión nos lleva a valorar el papel de las posiciones de fuerza que se establecen para una negociación futura a la que se quiera ir con una ventaja inicial. Desde David Ricardo y su teoría de la ventaja comparativa, la economía sabe que el proteccionismo a medio plazo se traduce en menor actividad y, por tanto, menor riqueza, más paro,… Las posiciones de la administración Trump solo se sostienen, por tanto, en función de una negociación futura de nuevas condiciones frente a Europa, una renegociación del NAFTA y una limitación de la competencia desleal de China, que es la responsable de un volumen de déficit comercial de EEUU de unos 375.000 millones de dólares, más de la mitad del total estadounidense. Las represalias de mexicanos, canadienses, europeos y chinos, llevan a la economía mundial a una especie de juego de la gallina en el que todos pierden en el choque y que, por tanto, todos saben que más tarde o más temprano se detendrá. Trump entonces querrá negociar con la ventaja de una posición de fuerza demostrada con una política arancelaria agresiva. Golpeando fuerte, como él mismo dice, es como ha tenido éxito en sus negocios particulares.