Transformación digital, formación y Responsabilidad Social Corporativa
– Javier Santos –
(alumno de UDIMA que finaliza el Grado en Administración y Dirección de Empresas).
Tras más de 10 años de experiencia laboral en un campo decido muy específico decido cambiar radicalmente de profesión y lanzarme al mundo del desarrollo informático, en concreto utilizando la tecnología RPA (robotic process automation), lo cual encuentro muy fascinante y con mucho futuro por delante.
Desde dentro veo mucho más claro el potencial, las fuertes inversiones de las grandes empresas que reflejan la apuesta por esta nueva era de la digitalización… Y surge la gran duda: ¿Cuántos puestos de trabajo resultarán afectados incluso amenazados con desaparecer en el corto-medio plazo? ¿Sabremos afrontar los nuevos tiempos y adaptarnos a ellos? ¿Nuestra organización y nuestra gente están preparados? ¿Qué está haciendo la competencia?
Es por ello que decido centrar mi trabajo de fin de grado en un aspecto muy importante para esta nueva etapa de digitalización. Algo muy estrechamente relacionado con la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y con la adaptación de la empresa al entorno dinámico, cambiante y cada vez más complejo, como es la elaboración de un plan de formación para la adaptación a la nueva era de la transformación digital.
Como todo proceso, toda técnica y estrategia en la empresa, un plan de formación contará con las etapas de: detección de necesidades, planificación y priorización, organización, puesta en marcha, y por último control y evaluación de los resultados. Por muy buenos resultados que se esperen de un plan de formación, los recursos son siempre limitados, y en primer lugar se debe tener muy claro qué competencias son las que se desean obtener o mejorar, así como la población a la cual vamos a priorizar.
En este proceso la empresa debe conocerse muy bien, saber qué puestos tiene, con qué trabajadores cuenta. El éxito de una empresa, y de forma particular de las políticas de recursos humanos, pasa por el alineamiento de los objetivos de los trabajadores con los objetivos de la empresa. Por lo tanto, el plan de formación que establezco pasa por las mencionadas fases buscando precisamente este objetivo: que la empresa se conozca a sí misma y a sus trabajadores, sus puestos… Que detecte las necesidades, priorice, valore las mejores opciones de formación y defina a qué trabajadores impartirá qué formación concreta. Y posteriormente que evalúe si se ha tenido el éxito esperado, las desviaciones que existan y establezca conclusiones.
La formación es de los aspectos más importantes en el mundo empresarial asociándose con la adaptación al entorno. Por mi experiencia laboral, en muchas ocasiones está tristemente ausente o se limita a un número muy reducido de personas. La formación es de las mejores inversiones que una empresa puede hacer. De hecho, así lo demostramos los alumnos de UDIMA dedicando un gran esfuerzo y tiempo para adquirir los conocimientos, las competencias y el título que tanto deseamos. Y en el fondo, sabemos que va a merecer la pena y que invertir en nosotros mismos en este aspecto será una buena inversión.
Si para una persona es importante, cómo no lo será para una empresa formada por miles de profesionales, y más cuando sabemos que los puestos de trabajo están en constante evolución. Muchos de los puestos que ocupamos hoy hace 20 o 30 años no existían. Lo mismo ocurrirá dentro de un tiempo, muchos de nuestras ocupaciones actuales dejarán de existir y serán sustituidas por otras.
Formación es adaptación, conocimiento, alineamiento, entendimiento, estrategia y éxito.