Como no podía ser de otra manera, también en la economía todo (o casi todo) es coronavirus.

Las previsiones para el año 2020 y siguientes auguran una recuperación en forma de la famosa V (salvo sorpresas), si bien el tramo creciente de la V tiene menor pendiente, lo que indica que la recuperación de los niveles anteriores tardará más tiempo de lo que hemos tardado en perder dichos niveles. Hemos caído por un acantilado, casi en caída libre durante estos trimestres pasados, y empezamos a subir por una cuesta empinada que nos llevará a la cota anterior en un par o tres de años.

El Banco de España ha predicho una caída del PIB este año, de entre un 10,7% y un 11,6%, y un crecimiento en 2021 de entre el 4,2% y el 8,6%, y de entre el 3,9% y el 4,8% en 2022. Para Funcas, el descenso en 2020 es mayor, un 12%, aunque la recuperación en 2021 será también mayor, del 6,7% al 6,2%. La Autoridad independiente de responsabilidad fiscal (AIReF) estima un crecimiento negativo para el año que termina de entre el 10,1% y el 12,4% y un crecimiento en 2021 de entre 5,2% a 5,8%, dependiendo de la existencia de rebrotes de la pandemia acusados o no. BBVA Research tiene una previsión de contracción para 2020 del 11,5% y un avance del 6% para el año que entra. Los datos del FMI son los más pesimistas para el 2020 (-12,8%) y de los más optimistas para el 2021 (7,2%) De hecho, defiende que España será el país que más recupere terreno dentro de la eurozona. Los datos para 2020, 2021 y 2022 para la OCDE son -11,6%, 5% y 4%. Finalmente, el carrusel de predicciones (como ya estamos acostumbrados, tan divergentes como las encuestas electorales) termina con la de la Comisión Europea, que predice un decrecimiento para este año del 12,4% y una recuperación para el año que viene y el siguiente de 5,4% y 4,8%.

En definitiva, y haciendo la media de todos los organismos en sus valores centrales en su caso, el PIB español se contraerá este año un 11,8% y su expansión será de un 6% en 2021 y de un 4,4% en 2022. Siguiendo con las medias, el desempleo tocará suelo el año 2021, con una tasa de 17,5%, frente al 16,4% de 2020. Hasta el 2023 no se recuperará la tasa del 2008.

Parece que los principios de siglo no se le dan bien a nuestra Edad Moderna. Las guerras italianas del XVI, la guerra de los 30 años en el XVII, las guerras de sucesión en el XVIII y la burbuja de los mares del sur, las napoleónicas en el XIX, las mundiales y la gran depresión en el XX,… Nuestro acontecimiento negativo particular dura ya 12 años (con una mínima recuperación entre 2015 y 2019) y combina una crisis puramente económico-financiera con una pandemia.

La particular estructura de la economía española (servicios, turismo,…) y su mercado de trabajo ha hecho que la relación entre su PIB nominal y el de Estados Unidos haya caído del 11% al 6% desde 2008 hasta hoy; con respecto a China, del 35% al 10%; Alemania, del 43% al 36%; Japón, del 33% al 27%; Reino Unido, 55% al 49%; Francia, 55% al 51%; India, del 129% al 52%; Brasil, 95% al 78%; Canadá, 104% al 80%; Rusia, 91% al 81%; Corea del Sur, 154% al 84%; México, 146% al 109%; Australia, 153% al 101%… Solo con Italia, entre los países con PIB similar, mantenemos un PIB relativo igual al que teníamos antes de 2008. Otro milagro español que se desinfla con gran facilidad cuando las cosas no vienen bien dadas. Y esta recesión seguida de la pandemia está resultando una ventisca sobre nuestro rostro que, dada nuestra debilidad, nos impide avanzar al ritmo de los demás. Esperemos que las desgracias terminen y el viento de cola nos impulse de nuevo hacia otro milagro y que, en el impulso, hagamos las reformas necesarias para que la siguiente crisis no derribe del todo lo construido como un castillo de naipes.