La pared beis. El cuadro verde con las fotos de los viajes. El reloj de Harry Potter. El radiador blanco. Las pinturas de Lorenzo. Los vídeos y los CDs. La repisa y los objetos: las matrioskas, el caballo de ébano que arregló mi padre, el tótem del palo, el pájaro trepador, el general de madera, el Madelmán, el gallo de Portugal. El tapiz de hilo dorado. Los mandalas del buda. El interruptor. La estantería de los libros. La mesa del Ikea. Los candelabros negros con velas blancas. El cuenco de cobre. El banquito de mi hermano. La tarjeta de Isabel.

El sonido de la estufa. El tic tac. Las sirenas camino hacia el Doce de Octubre.

El olor del salón.

La lengua en el paladar.

Las manos sobre las rodillas. El cuerpo sobre el cojín. El roce de las zapatillas.

El átomo. La célula. El tejido. La frontera de la piel. La casa. Los Almendrales y Usera. Las nubes. El cielo. La Luna. Marte sin virus. Júpiter impidiendo a los asteroides que lluevan sobre la Tierra.

El universo sin fin.

Oscuridad.

Pausa y regreso.

Notar el aire al entrar. Dejarlo luego salir.

Respirar por los que les cuesta hacerlo. Hacerlo por quienes no pueden.

Recordar a quienes partieron.

Pensar en quienes están.

Silencio y calma.

Estoy vivo.

Existo.

Sonrío.

Quiero que todo esté bien.

Aplauso en el corazón.