En una comida que mantuve hace cosa de una semana con un buen amigo mío especialista en gestión de riesgos financieros en una entidad financiera de referencia internacional, me comentaba como un conferenciante en unas jornadas de su materia comenzaba su charla con unas transparencias en la que mostraba un par de frases que llegaron a aparecer en los billetes de dólar estadoudinense, tratando de evidenciar mediante una anécdota en qué se basa un sistema en el que el dinero se convierte en medida de valor estandarizada y en base del capitalismo: la “CONFIANZA”.

En primer lugar, les mostraba un billete de dólar con la siguiente frase estampada “In gold we trust” (confiamos en el oro), debido a algún fallo en la emisión de billetes de dólar que se debió producir en la impresión de dichos billetes. Al fin y al cabo un producto escaso, pero material. Seguidamente, les mostraba un billete también en dólares donde se establecía, el siguiente lema, lo que habitualmente suele aparecer en los billetes americanos: “In god we trust” (Creemos//confiamos en Dios). Algo bastante más difícil de tangibilizar.

Trayendo a colación esta anécdota, me sirve la siguiente pregunta que gusta de formular un compañero de profesión en sus clases: ¿a cuántos amigos de Facebook realmente les prestarías dinero?, o traducido al castellano ¿cuántos de ellos os ofrecen la confianza suficiente como para tener la seguridad de que os devolverán el dinero prestado?.

A lo largo del fin de semana del 9 al 10 de Junio de 2012 se ha producido la “asistencia financiera” europea al sistema financiero español.

Como no puede ser de otra forma, desde diferentes estamentos políticos se ha vendido dicha asistencia financiera como una línea de crédito en el que no se cede soberanía en otras áreas y que no va a tener coste alguno para la sociedad española. Vamos, que las denominadas “condicionalities” (condicionalidades o condicionamientos) se terminarán exigiendo exclusivamente a las entidades financieras que soliciten ayudas al FROB.

Mi ignorancia me lleva a preguntarme cuáles son esas condicionalidades que se exigirán a las entidades financieras que soliciten la financiación al FROB.

Lo que no se dice de forma clara, es que la apertura de la línea de crédito abierta por la que se inyecta dinero al FROB tiene un coste financiero para España como país (Reino de España), coste no gratuito. Puede que a precios fuera de “mercado”, sí, pero que cuestan y que incrementan el déficit público español, así como al nivel de endeudamiento del Reino de España.

Si nos ponemos en el peor de los escenarios, como últimamente suele terminar sucediendo, por mucho que el FROB exija intereses a las entidades financieras que lo soliciten, puede llegarse al escenario en el que las condicionalidades (que insisto, desde mi ignorancia desconozco) no sean suficientes y dichas entidades no sean capaces de devolver el principal del crédito dispuesto así como tampoco de los intereses, dificultando y asfixiando aún más a la anémica población española, que al fin y al cabo es a quien se le acaban transmitiendo los costes de las ineficacias en la gestión que tan manifiestamente tanto en entes públicos como privados se están evidenciando. Todo ello, sin asumir las personas que desempeñan labores en los órganos rectores, quienes realmente adoptan las decisiones, las responsabilidades asociadas a sus cargos, materializando lo que en economía bancaria se viene a denominar como “riesgo moral”.

Para muestra de lo anterior, véase la creación del consorcio BFA-Bankia (está bien recordar que antes eran cajas de ahorro (como la mayoría de los entes intervenidos por el BdE) y que los órganos rectores se encontraban copados de políticos-sindicalistas no especializados en gestión de riesgos financieros con experiencia demostrable en los mismos) así como la gestión de la intervención del mismo, socializando las pérdidas pero en la que los beneficios se quedan en manos de sólo unos pocos.

En un contexto previo similar a la situación desencadenada este pasado fin de semana, si bien no computando como capital, el Banco Central Europeo aumentó las líneas de liquidez con dos operaciones a largo plazo a las entidades financieras europeas, entre ellas, fundamentalmente a la banca española  (http://economia.elpais.com/economia/2012/05/14/actualidad/1336984539_770005.html),  con plazos de devolución de  3 años, ampliando la lista de activos de garantía aceptados como colateral y reduciendo el coeficiente de reservas del 2% al 1%.

Sin embargo, estas cantidades no se ha demostrado que hayan servido para reactivar el crédito a la economía real española (dado que había que invertir en deuda española así como en devolver la financiación vencida y exigida) ni para tomar medidas correctoras necesarias en la alta dirección y administración de dichas entidades solicitantes.

Es por ello que debiéramos preguntarnos y exigir información con mucho más hincapié, sobre cuáles son las condicionalidades (condicionamientos) concretas que exigen a las entidades que soliciten la ayuda al FROB y en caso de incumplimiento de dichas condicionalidades qué consecuencias tiene para otras áreas macroeconómicas españolas, las consecuencias concretas en los ciudadanos de a pie así como el grado de pérdida de soberanía democrática real que ello implicaría. Todo ello en aras a evitar que ocurra lo sucedido con las ventanas de liquidez antes expuestas y anteriores reformas financieras llevadas a cabo.

En el mundo de los mercados financieros hay un dicho habitual: “no hay comidas gratis”, del inglés, «No free lunches». Desde esta frase y desde lo intangible de la confianza con la iniciaba este post y que inspiran los órganos rectores tanto públicos como financieros de esta país, el mensaje de que esta apertura de línea de crédito no va a tener coste para la sociedad española que vive en una “falsa” democracia, es como mínimo, cuestionable. Si no se quiere proyectar esa imagen de falta de confianza que se proyecta hacia la cuidadanía española, se debieran invertir más esfuerzos en explicar de forma pedagógica y comprensible, siendo transparentes (y concretos) en materia de condicionalidades para dichas entidades financieras así como en materia de consecuencias para la sociedad española en caso de no ser cumplidas dichas condicionalidades.