La dimensión de la empresa solo tiene sentido por comparación con un parámetro, escala o unidad previamente establecida, ya que este tamaño hace referencia a cada uno de los aspectos que integran el concepto de la empresa. Razón que hace que intervengan en su medida una variedad de criterios posibles, más o menos posibles en su función explicativa. En la práctica se suelen presentar las empresas clasificadas por su tamaño (bien a nivel general, nacional e internacional, o bien a nivel sectorial) según un criterio concreto, aunque lo más preciso, ante el criterio dado de dimensión, es la utilización de un «multicriterio».

Para que un criterio de medida sea efectivo para explicar de forma general el tamaño tendría que dar respuesta satisfactoria a estas tres cuestiones que afectan al mismo:

  • La relación existente entre el tamaño de la empresa y la típica de su sector económico.
  • La relación existente respecto a la influencia de la tecnología en las cifras de sus procesos productivos.
  • La relación existente con el grado de diversificación de la empresa en ramas de naturaleza técnica más o menos diferenciada.

En la tabla 1 se muestran los criterios comúnmente utilizados, pues estas cuestiones, como se puede observar, dificultan la comparación empresarial según el tamaño, ya que cada sector, sistema técnico y campo de actividad de la organización influyen en mayor o menor medida, por lo que la utilización de unos u otros criterios no es neutra. Por ejemplo, la cifra de ventas que puede ser válida para explicar el tamaño de una empresa industrial no lo es para una entidad financiera, ya que para esta lo más correcto es la utilización de los activos totales medios o los recursos ajenos (depósitos o pasivo).

TABLA 1.  CRITERIOS COMÚNMENTE UTILIZADOS

  • Ventas o cifras de negocios.
  • Fondos propios (capital más reservas).
  • Activos totales netos.
  • Número de empleados.
  • Inversiones o inmovilizado total neto.
  • Valor añadido.
  • Volumen de producción, bien en unidades técnicas equivalentes (toneladas, megavatios, metros cúbicos, etc.), o bien valorada al coste.
  • Cash flow («beneficios» más dotaciones a «amortizaciones» por depreciación de inmovilizado y «provisiones» para insolvencias y por depreciación financiera y comercial del circulante).
  • Recursos ajenos o depósitos de terceros (pasivo de la entidad financiera).
  • Exportaciones e importaciones.
Fuente: Bueno (2004)

Para los criterios que expresan una «variable fondo» o relativa a un estado temporal, caso de los activos, fondos propios, inversiones y depósitos a terceros, se debe calcular su valor medio durante el periodo de referencia (ejercicio económico). También debe hacerse respeto a la plantilla.

Existen diversas propuestas sobre la necesidad de utilizar o combinar más de un criterio para explicar el tamaño, dado que el uso de uno solo puede no servir para representar la complejidad de la empresa actual y no responder efectivamente a las tres cuestiones antes aludidas. Es usual manejar tres criterios en propuestas oficiales y comparaciones internacionales. Así, para empresas no financieras se suelen emplear: ventas, empleados y otro criterio de entre los restantes, normalmente activos, inversiones o fondos propios, y para las empresas financieras se utilizan: activos, depósitos y empleados. En la figura 3, se muestra la medida por tamaño de las empresas españolas utilizada por las Cámaras de Comercio de Europa, que aplica los criterios de número de trabajadores, cifras de negocio, ventas nacionales, exportaciones, empleo e inversión.

Figura 3. Perspectivas por tamaño de empresa de España para 2009

Así pues, queda demostrado cómo el tamaño de la empresa puede variar según el criterio elegido y la necesidad de ofrecer un método que pueda contemplar los distintos aspectos de la dimensión empresarial.

Razón por la que existe desde hace mucho tiempo la polémica científica de si existe o no un tamaño óptimo para la empresa, diatriba que se encuentra en la menor o mayor existencia de «economías de escala» o fuerzas que provocan una disminución de los costes medios a largo plazo de la empresa a medida que incrementa su volumen de producción o «escala de su capacidad productiva».

El «programa de investigación» neoclásico o de la teoría de la firma, constituye el primer planteamiento defensor de una dimensión óptima de la empresa. Este enfoque parte de la base de que la empresa tiene una función de producción que combina unos factores fijos (asociados a la capacidad productiva instalada o de su planta) y unos factores variables (asociados al nivel de actividad o volumen de producción realizado), los cuales se valoran, en cuanto a su aplicación o consumo productivo, en unos costes fijos y costes variables que integran la función de costes totales de la empresa.

En la figura 4, se representa la existencia de una dimensión óptima o volumen de producción más conveniente para la empresa, tanto desde la perspectiva técnica como económica. En donde:

Q
=
Volumen de producción.
C
=
Costes.
P
=
Precio.
E
=
Equilibrio económico.
CMg
=
Coste marginal.
CTMe
=
Coste total medio.
CVMe
=
Coste variable medio.
QT
=
Óptimo técnico.
QE
=
Óptimo económico.
Figura 4. Dimensión óptima de la empresa: óptimo técnico y económico

Planteamientos que se pueden resumir de la forma siguiente:

  1. Las curvas CTMe, CVMe y CMg son decrecientes hasta un cierto volumen de producción, consecuencia del incremento de productividad por los rendimientos crecientes de los factores variables y por el supuesto de que la capacidad productiva es un factor fijo indivisible.
  2. Los costes fijos medios disminuyen a medida que aumenta la producción hasta el nivel de la capacidad productiva instalada, momento en que habrá que aumentar su tamaño o escala.
  3. En consecuencia, la «ley de los rendimientos decrecientes» implica que las curvas CTMe, CVMe y CMg tendrán pendiente positiva a partir de cierto volumen de producción.
  4. La curva CVMe alcanza su valor mínimo en un volumen de producción inferior al de donde la curva CTMe alcanza su mínimo (QT).
  5. La curva CMg corta a las curvas CTMe y CVMe en sus puntos mínimos. En consecuencia la intersección de las dos primeras determinan el «óptimo técnico» de la empresa o nivel de producción con el mejor rendimiento técnico, dado que es el punto donde se opera al coste medio más bajo.
  6. La curva CMg es creciente cuando pasa por los puntos mínimos de las curvas CVMe y CTMe.
  7. En el supuesto de un mercado de competencia perfecta el «equilibrio de la empresa» o volumen de producción se obtiene el máximo beneficio, u «óptimo económico» (QE), se logra cuando sus ingresos marginales son iguales a sus costes marginales y el precio (OP) es igual al coste marginal (CMg).
  8. A partir del punto de equilibrio E, en cada incremento del volumen de producción se obtendría una pérdida marginal, ya que el coste marginal (CMg) será superior al ingreso marginal (P).
Fuente: Bueno (2004)

En este sentido, genéricamente se define la dimensión óptima como el punto de intersección de los costes medios a corto y a largo plazo más bajos.

Frente a este planteamiento han surgido diversas críticas, basadas en la discusión sobre la evidencia de las «economías de escala» y la aparición de otras fuerzas influyentes en el ahorro de costes asociada a otros aspectos, caso de las «economías de alcance» (o de «ámbito») y de «experiencia», entre otros. Razonamientos que se justifican en que el «enfoque neoclásico» es válido para una empresa monoproceso y monoplanta, lo que la aleja de la realidad de la empresa actual: multiproducto, multiproceso, multiplanta y multinacional.

Estas críticas se apoyan en relacionar el tamaño con la rentabilidad de la empresa y el análisis de los procesos reales de crecimiento de la misma, influidos por un conjunto de factores de muy distinta naturaleza que son difíciles de plasmar de forma sintética según los postulados de la teoría de la firma.

En resumen, con unas o con otras «economías» la citada polémica se ha centrado en el análisis de los efectos positivos o negativos de los factores influyentes sobre la dimensión óptima de la empresa, que se suelen clasificar en técnicos, financieros, comerciales, de dirección y de riesgo, tal como son expuestos, con sus correspondientes efectos en la tabla 2.

TABLA 2.  ANÁLISIS DE LOS FACTORES QUE INFLUYEN EN EL TAMAÑO DE LA EMPRESA

Factores de influencia
Economías de escala
Deseconomías de escala
Técnicos Con procesos y plantas de producción en cadena y grandes series.
Por la posibilidad de aplicar tecnologías muy intensivas en capital en las que se requieren «masas críticas» elevadas.
Con procesos y plantas de producción por pedido y series cortas.
En estos casos son las «economías de alcance» las importantes.
Financieros Son factores generadores en sistemas técnicos intensivos en capital, y de no imponerse limitan el crecimiento. En pocas ocasiones las generan salvo en actividades económicas especializadas propias del sector de los servicios.
Comerciales Existen ventajas al abaratar precios de los factores y aprovechar mejor los esfuerzos comerciales y la capacidad de distribución.
Genera poder de mercado.
En general son pocas las desventajas por este tipo de factor, salvo por combinaciones de los anteriores para bienes y servicios muy especializados.
De dirección Pueden generar ventajas por la aplicación de funciones y técnicas avanzadas y sofisticadas. Normalmente son su causa, porque a partir de cierta dimensión los problemas de coordinación, comunicación y control tienen costes crecientes.
De riesgo Por un adecuado volumen y distribución de recursos en varios productos y mercados, motivado en parte por el concepto de «sinergias».
Genera estabilidad.
Por una excesiva concentración de recursos y esfuerzos en pocos productos y mercados.
Fuente: Bueno (2004)

De la influencia de dichos factores y de los estudios empíricos elaborados es difícil determinar si existe o no una clara relación entre un mayor tamaño y la eficiencia, es decir, si las «economías de escala» son crecientes. Sin embargo, la polémica generalmente llega a concluir que a medida que la empresa aumenta su dimensión, decrece su rentabilidad, aunque gana en poder de mercado y en estabilidad de sus resultados. Es decir, en cierta medida tendrá menor riesgo.