La importancia de las personas, como componentes del sistema humano en la consideración de la empresa como organización, introducida en la Unidad didáctica 1, es indudable para entender el desarrollo organizativo, enfoque que puede ser explicado con los siguientes argumentos:

  • A diferencia del pasado, en que predominaban las funciones técnicas y el producto en la organización, hoy en día tienen más importancia los aspectos intangibles, es decir, las personas, dado que estos se asocian directamente con su grado de implicación, su orientación hacia objetivos comunes y los procesos centrados en aportar valor añadido al cliente, como actividades que emanan de las actitudes y conocimientos personales.
  • El alto rendimiento organizacional se ha convertido en un imperativo de supervivencia en mercados cada vez más globales, competitivos y complejos, con clientes con expectativas en aumento, razón que justifica el nuevo papel de las personas, su conocimiento y experiencia.
  • El alto rendimiento, además, comprende elementos como: la rentabilidad; una adecuada capacidad de innovación; un determinado nivel de productividad; un alto grado de eficiencia (optimización de recursos) y, en especial, la satisfacción de las personas que forman parte de la organización.
  • También se asume que la visión empresarial deberá desembocar en un proyecto de organización, que tendrá que ser un lugar de encuentro para las personas involucradas en el mismo. El proyecto, para lograr el éxito esperado, debe contener la definición de la misión, el desarrollo de los sistemas de dirección, la cultura corporativa, las estructuras organizativas y las políticas de gestión.
  • Finalmente, el clima organizativo, los estilos directivos y las competencias que estos muestran son cada vez más decisivos para la obtención del alto rendimiento que las empresas desean alcanzar. Es decir, que el éxito de las empresas en los mercados actuales dependerá de su capacidad para identificar y liberar el potencial de las personas.