La función logística cuenta con autonomía en el organigrama de las empresas modernas, encontrándose entre las áreas funcionales más determinantes. Su carácter multilateral hace que se requiera la integración de técnicas de trabajo diversas, es decir, equipos multidisciplinares, interfuncionales, etc. Es más, sus requerimientos de respuesta hacen necesaria una configuración plana, próxima a la posible fuente de incidencias.
La formalización de estándares, normas y procedimientos en la organización enfatiza el requerimiento fundamental de la logística estableciendo pautas homogéneas, reexplotables, difundibles que perduran y permiten acumular conocimiento independiente a las personas. La adherencia al procedimiento, cuyo alcance debe ser actualizado, debe ser capaz de asumir las variaciones que se deriven de los estudios de mercado, además de aquellas prospecciones que generen un pronóstico de demanda, lo que abunda en el interés de integrar al cliente en los procesos.
En el marco de la logística las empresas tratan de apalancarse en la especialización que suponen los proveedores externos, desarrollando un amplio espectro de outsourcing donde surgen importantes retos de coordinación y garantías, todo ello aderezado con el requerimiento del mantenimiento de los estándares de calidad, aspecto que ejercita un plano de certificaciones básico para el negocio. De esta manera, existe normativa al respecto para las actividades dentro del ámbito de la logística que persigue el aval de la aplicación de las mejores soluciones en los procesos. Este es el caso de por ejemplo el uso de la Norma ISO-9000, lo cual permite mostrar a los clientes la seguridad de una calidad suministrada establemente y a su vez poder acceder a los mercados de países desarrollados en forma competitiva.
En el plano de los recursos humanos o de las personas, las tareas de logística exigen la necesidad de contar con especialistas, en calidad y cantidad según el alcance y dimensión de la actividad; así, todo este grupo humano debe conocer, dominar y hacer suyos: la misión, objetivos, políticas y normas del sistema logístico de la empresa y a su vez dominar las funciones y la contribución que se espera de su trabajo para el éxito del sistema en sí.
De esta forma, el sistema logístico debe atender a la configuración de esquemas de actuación que pueden centrarse en el ámbito de las compras, la producción y las ventas, temáticas que van exponiéndose de manera sucesiva, en los epígrafes siguientes.