David Card es el premio Nobel de Economía de este año, junto a otros dos investigadores de la Economía Laboral, Joshua Angrist y Guido Imbens.
El caso de Card es especialmente relevante porque en sus investigaciones, en las que utiliza una novedosa metodología empírica basada en la Economía experimental, enseña que “incrementar el salario mínimo no lleva necesariamente a una disminución del trabajo”, según las propias palabras de la academia sueca.
En cualquier manual de Introducción a la Economía se enseña, por parte de sus autores y en los primeros temas microeconómicos dedicados a la intervención de los gobiernos en los mercados, que cualquier precio mínimo provocará un exceso de oferta. El salario mínimo es el ejemplo paradigmático de precio mínimo. En el mercado de trabajo provoca exceso de trabajo, es decir, paro o desempleo. Es necesario aclarar entonces quién se equivoca, los autores de esos manuales, algunos de ellos también premios Nobel o Card. Si es que alguno de los dos se equivoca.
La metodología de Card se basa en los experimentos. Como es complicado hacer experimentos a gran escala en economía, Card observa la realidad y busca situaciones que se puedan parecer a experimentos. Por ejemplo, si dos poblaciones son iguales, o muy parecidas, en 19 de las 20 principales características básicas que puedan afectar a su desempeño económico, pero en la característica número 20 se produce una divergencia o diferencia muy sustancial, será interesante observar qué efectos produce sobre las circunstancias económicas de las dos poblaciones dicha diferencia.
Eso hizo Card en su famoso artículo de 1994 “Minimum Wages and Employment: A Case Study of the Fast-Food Industry in New Jersey and Pennsylvania” Comparó a los trabajadores de restaurantes de comida rápida en dos estados fronterizos que, lógicamente, eran muy similares en sus características socioeconómicas, pero que tenían diferentes legislaciones acerca del salario mínimo, llegando a la conclusión ya citada de que el aumento del salario mínimo no genera desempleo. Y Card y sus discípulos tienen varios artículos en los que llegan a la misma conclusión, de tal forma que, a partir de sus investigaciones se ha creado una pequeña escuela de economía sobre el salario mínimo que niega la vinculación, al menos estricta, entre subida de dicho salario y creación de desempleo.
Existen numerosos trabajos, con diferentes metodologías (incluso la experimental, por la que le han dado el premio a Card) que difieren de las conclusiones del economista canadiense y su escuela. De hecho, todavía son mayoría. Por lo tanto, podemos decir que lo que se enseña en las facultades de Economía de todo el mundo respecto al salario mínimo sigue vigente. Al menos de momento.
En todo caso, el Nobel a Card es interesante por dos cuestiones al menos:
Potencia las posibilidades metodológicas de la Economía experimental.
Permite la visualización de un debate que, esperemos, no se haga demasiado ideológico, para que las conclusiones de las diferentes investigaciones que se lleven a cabo describan mejor la realidad y ayuden a los decisores públicos.