El tema de la empleabilidad de la población española y, en especial, de los más jóvenes, constantemente es objeto de estudio por numerosas instituciones y organismos. Así, en septiembre la OCDE publicó su informe anual Education at a Glance, y entre sus resultados vuelve a reflejar la brecha existente entre la alta cualificación de los jóvenes españoles y la categoría de su puesto laboral. Abordar el problema de la inserción laboral de los universitarios y la sobrecualificación es algo por naturaleza complejo, ya que intervienen numerosas variables, y sobre el que se han desarrollado distintas teorías provenientes de los campos de la sociología y la economía. Simplificando sus planteamientos para estas líneas, algunas teorías señalan como inductores de esta situación las carencias estructurales del mercado de trabajo y/o la falta de jóvenes con formación profesional. Deteniéndonos en estos planteamientos, se comprueba que la generación más formada de la historia de España se ha encontrado con los lastres de una economía basada en el sector de la construcción y el turismo en menoscabo del desarrollo de otros sectores más competitivos. Dichas limitaciones han abocado a que, en ocasiones, no se pudiera absorber el capital humano cualificado existente. Por otra parte, la percepción en la población española de que un título universitario favorece o implica la obtención de un mejor puesto de trabajo, unido a las dificultades para encontrarlo y a la posibilidad de vivir sin un sueldo bajo el techo de los progenitores, hicieron que el coste de oportunidad de seguir estudiando se redujera. De esta forma, y a diferencia de nuestro entorno europeo como Alemania o Francia, la tasa de estudiantes de formación profesional es baja, y sus puestos de trabajo en ocasiones han sido y siguen siendo desempeñados por jóvenes más cualificados. Para finalizar, debemos mencionar las voces que afirman que existe un exceso de titulados universitarios en España y se cuestionan la calidad de la docencia de la universidad española. Sólo decir que los datos de la OCDE manifiestan que para el caso español, la tasa de universitarios de entre 25 y 34 años (un 41 %) es similar al de la media de la OCDE (43 %) o al de la Unión Europa (40%) y que es de sobra conocido que muchos de nuestros ingenieros y egresados, como los de ciencias de la salud, son demandados internacionalmente. En suma, el debate está abierto en un tema tan crucial, siendo imprescindible la colaboración de todos los agentes institucionales y sociales.

Patricia Víctor