Alemania que aparece como el paladín de las medidas de política económica más ortodoxas, con una tasa de paro del 6,5 %, unos salarios reales estancados, -tras bajar entre 2004 y 2008 y la subida de 2014-, está sufriendo cierto aumento de la conflictividad laboral. Los problemas ya no se solucionan en la mesa de negociación, sino mediante la huelga…
Paradójicamente, se está agudizando un problema importante, tanto para el resto de sus socios como para la propia economía germana: después de años de deterioro de sus infraestructuras, el Ejecutivo alemán tendrá este año y el que viene superávits presupuestarios superiores a los 20.000 millones de euros. Surge de nuevo, el eterno debate respecto a si la locomotora europea debe invertir o ahorrar…
Su gasto inferior a la capacidad de gasto, se refleja, igualmente, en el enorme superávit por cuenta corriente que está registrando, nada menos que una cifra equivalente al 7,9% de su PIB (supera incluso al del China), lo que puede suponer la quinta violación definitiva del límite del 6% que estableció la Comisión Europea.
Se produce una gran paradoja: Alemania que tantas criticas ha formulado a la política monetaria del Banco Central Europeo, está siendo ahora muy ayudada por la depreciación del euro que incrementa aún más sus exportaciones, y por el considerable ahorro en el pago de sus intereses de la Deuda Pública de casi 100.000 millones de euros, gracias a los bajos tipos de interés impuestos por Mario Draghi.
Alemania justifica estos superávits, que perjudican al resto de socios europeos, por el progresivo envejecimiento de su población: actualmente es de 80 millones de personas, y se espera que pase a los 70 en el año 2060…. ¡Hay que ahorrar para el futuro!…
Profesor de Grado en Udima Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA.