La diferencia entre los grados de confianza de los jóvenes investigadores y de los científicos españoles en el exterior se ha vuelto a incrementar a favor de estos últimos. Con estas cifras en su balance de movilidad científica, España se encuentra ante un grave problema estratégico. Se está perdiendo un capital humano que tendría que estar colaborando para ayudar a que España saliera lo antes posible de la crisis y en este sentido, las sociedades científicas de españoles en el exterior que se están creando, pueden ayudar a que estos científicos sigan manteniendo el contacto con las instituciones nacionales, permitir una mayor colaboración con estos investigadores y facilitar su regreso, cuando se produzca la oportunidad. Si quieres ver el artículo completo pues leer la noticia en: http://www.madrimasd.org/informacionIdi/analisis/analisis/analisis.asp?id=59723