Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, en concreto las redes sociales, han cambiado la manera en la que nuestros adolescentes se relacionan con los demás. Son muchos los estudios que intentan indagar acerca de los beneficios y los inconvenientes de estar permanentemente conectados a la red.  Muestra de ello es que dentro de las TED talk, son varias las que en los últimos años han analizado la influencia de las redes sociales en nuestras vidas. Un ejemplo a destacar es la conferencia de Sherry Turkle: ¿Conectados pero solos? llevada a cabo en 2012.

La autora plantea que el acceso que tenemos a las redes sociales, por ejemplo, a través de los smartphones, está cambiando lo que hacemos y lo que somos.  Considera que la dependencia de estar conectados en todo momento supone un problema en nuestra forma de relacionarnos con los demás (a veces, estamos juntos pero cada uno está atento de su teléfono). Además, empezamos a creer, erróneamente, que siempre habrá alguien que nos escuche y que no estaremos nunca solos. Sin embargo, estar conectados a través de la red con los demás, no favorece nuestra necesidad de intimidad. Y además, es importante aprender a estar solos, a conversar consigo mismos.  Establecer relaciones significativas con los demás y con nosotros mismos es especialmente importante en la adolescencia porque es en esta etapa donde estamos definiendo nuestra personalidad, nuestros principios y valores.

Abordando una temática similar, el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD acaba de publicar el estudio “Jóvenes y comunicación: la impronta de lo virtual” (2014). En él se analiza cómo las redes sociales y las nuevas tecnologías influyen en los procesos de socialización de jóvenes entre 16 y 26 años. Los resultados apuntan a que son conscientes de las disyuntivas y realidades paradójicas que crean los medios. Así, por ejemplo, los jóvenes señalan que necesitan gestionar el difícil equilibro entre estar presentes en las redes y mantener su privacidad.

Por tanto, parece necesario reflexionar sobre cómo llevar a cabo una buena alfabetización digital que nos permita usar las redes sociales de una manera que realmente nos haga crecer como personas y no que nos convierta en robots.