El consumo de antidepresivos se ha disparado en los últimos años, por ejemplo en la década 2000-2011 en España se incrementó en un 146 %. Esto es debido a diferentes motivos, entre ellos el uso de una estrategia simplista en Salud Pública, la de atender rápido con una «pastillita» los problemas psicológicos de los pacientes.

Hoy en día sabemos que en algunos trastornos psicológicos, como en ciertas depresiones, la psicoterapia es tan eficaz o más, que el tratamiento psicofarmacológico y tiene menores efectos adversos para la salud, sin embargo no existe todavía suficiente conciencia para asumirla como la técnica de elección, ni existen suficientes profesionales de la Psicología de la Salud en los centros públicos sanitarios para que asuman esta tarea terapéutica.

Los antidepresivos, y su desorbitado consumo, son el paradigma de los errores en la atención sanitaria de muchos países occidentales, donde se obvia las posibilidades de la Psicología de la Salud, y se asume el camino fácil de la farmacología.