La grave crisis económica que estamos viviendo ha afectado especialmente al mundo del periodismo; desgraciadamente es un sector que, en estos años, está sufriendo la pérdida de muchos puestos de trabajo en nuestro país. No es difícil escuchar por radio o leer en prensa que un medio cierra (se acaba de anunciar el cese de la revista Ragazza), que otro anuncia un ere demoledor o que las condiciones laborales de los comunicadores se precarizan cada día; a ello se unen las limitaciones de expresión de los últimos tiempos: en España, ruedas de prensa sin preguntas o información electoral dispuesta de antemano; en otras partes del mundo, métodos de censura evidentes.

El pasado 3 de mayo se celebró el Día Mundial de la Libertad de Prensa, y ante tal situación la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) emitió un manifiesto en defensa de valores como la dignidad en el trabajo periodístico o la  libertad de prensa, valores ya tan asentados en Occidente (o eso e suponía) que hasta resulta incomprensible que se tenga que volver a ellos.

Carmen del Riego, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid y Elsa González, presidenta de la FAPE, lo leyeron conjuntamente en una manifestación que ese día congregó en la capital a multitud de comunicadores, jóvenes y consagrados; su elocuente título: Sin periodistas, no hay periodismo; sin periodismo, no hay democracia.