A raíz de la emisión el pasado 23 de febrero del programa sobre el intento de golpe de Estado de 1981 han surgido reacciones enfrentadas sobre la legitimidad del proyecto dirigido por Jordi Évole y emitido en La Sexta.
Bajo la apariencia de un documental informativo, buena parte del público creyó a pies juntillas el contenido mostrado en este falso reportaje sobre el 23-F que con motivo del 33 aniversario de tan señalado suceso desmontaba la versión oficial de los hechos conocida hasta el momento.
‘Operación Palace’ se promocionaba bajo el lema «¿Puede una mentira explicar una verdad?», una sutil pista sobre la intención de este programa especial que antes de concluir desvelaba la naturaleza de la emisión. Fuentes próximas al equipo de Évole explican que se trata de una «apuesta transgresora, diferente, nunca vista en la televisión en España» y que ha contado con el respaldo del grupo Atresmedia.
Pese a haber obtenido el premio a mejor periodista del año 2013 por la Asociación de la Prensa de Madrid, en esta ocasión, Évole se situaba en un campo bien distinto al informativo cuestionando el poder de manipulación de los medios de comunicación al mismo tiempo que denunciaba la imposibilidad de acceder a la totalidad de las grabaciones relativas a aquel decisivo acontecimiento para la historia de nuestro país.
Al igual que sucediera anteriormente con ‘La guerra de los mundos’ de Orson Welles, ‘Operación Luna’ de William Karel o el más reciente y polémico falso reportaje sobre una invasión rusa a Georgia, emitido por el canal Imedi en 2010, ‘Operación Palace’ no puede considerarse una nueva fórmula periodística sino un género de ficción basado en un original uso del montaje de contenidos informativos. No obstante, esta estrategia metacomunicativa puede resultar especialmente reveladora para despertar el espíritu crítico de los telespectadores en relación a cuestiones tan relevantes como el influyente papel de los medios y su credibilidad o el nivel acceso a la información en la sociedad actual.