Hace poco más de una semana, creaba una entrada en este blog para describiros uno de los últimos artículos que hemos publicado en el ámbito I+D. Centrado en el desarrollo de tecnologías para acceder a servicios y recursos del Internet del Futuro, una de sus premisas pasa por lograr desmaterializar nuestras vías de acceso e interacción a Internet. Hoy presento aquí dos ejemplos de este nuevo tipo de acceso: Ubi y Google Glasses.

Ubi es un minicomputador manejado por comandos de voz, que requiere de una conexión a la red eléctrica para poder funcionar. Interactúa con el usuario final mediante tres vías: dictados de voz, datos enviados por wifi y datos accesibles vía web. Este pequeño computador permite acceder a estadísticas físicas del lugar en el que lo hemos dejado conectado a través de Internet (consultar si ha habido ruido, cambios de luminosidad, temperatura o humedad). Así mismo, es posible dialogar con el para que realice una búsqueda en Internet, marque por nosotros el número de teléfono de un contacto de Skype o nos lea un documento de texto.

Este mecanismo es un ejemplo claro de interacción con servicios y recursos web de forma desmaterializada.

Otro elemento muy de moda, que aboga por el mismo principio es el nuevo «gadget» de Google, las Google Glasses. Ideadas por la multinacional americana para que Internet nos acompañe en todo momento, estas gafas permiten acceder (por comandos posturales de la cabeza, pulsaciones en los botones de las gafas, o mediante comandos de voz) a servicios y recursos on-line, tales como nuestro correo electrónico, contenidos de google drive, páginas web, etc. Permiten tomar fotos y vídeo de forma nativa, interactuar con los sitios web de redes sociales, y disfrutar de las posibilidades de la denominada «realidad aumentada».

Eso sí, para lograr que Internet dé un paso definitivo en su evolución, es necesario que los recursos y servicios existentes en la Web sean accesibles de forma sencilla y homogénea, y que cualquier usuario pueda explotarlos para sus intereses. Y ahí es donde entra en juego la arquitectura EUD (End-user Development) que hemos presentado en nuestro artículo, y que sigue en proceso de desarrollo y mejora