El tesoro de Troya no solo es uno de los conjuntos orfebres más espectaculares. Detrás de sus piezas se esconde una curiosa historia que redobla su interés. Fue desenterrado por Heinrich Schliemann en la década de 1870 y tras permanecer custodiado en un museo de Berlín fue arrebatado a los alemanes por las tropas soviéticas tras la caída de Berlín en 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Se perdió la pista, hasta que las piezas del tesoro aparecieron en 1993 en los fondos del Museo Pushkin de Moscú tras permanecer «en paradero desconocido» durante décadas. El profesor de la UDIMA Daniel Casado Rigalt ha llevado a cabo, para sus alumnos una sesión Elluminate con el tesoro de Troya como leitmotiv, del que se muestran en este enlace las fotografías de las piezas más representativas. Todavía hoy, estas piezas generan interés y polémica entre especialistas y devoradores de civilizaciones antiguas. Sobre algunas recae la sospecha de que Schliemann introdujo piezas en el conjunto del tesoro, sin pertenecer al mismo. Algunos piensan que procedían de otro contexto estratigráfico, e incluso de otras ciudades de la Tróade.