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¿Preparados para la docencia online?

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La pandemia de coronavirus ha revolucionado completamente el sector educativo. Ante el confinamiento decretado en marzo, en apenas unos días, todos los centros educativos del país tuvieron que adaptarse a la docencia online, en muchos casos sin la formación ni los medios necesarios.

¿Cuál ha sido el resultado? Las universidades son, posiblemente, las que mejor preparadas estaban para confrontar la nueva situación. Especialmente las universidades online, como la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), que han podido continuar desempeñando su labor formativa con normalidad. En todo caso, muchos grados y posgrados presenciales han tenido que experimentar modificaciones en el temario y en los sistemas de evaluación en función de los recursos técnicos y didácticos.

La educación infantil y la educación básica, en cambio, no lo han tenido tan fácil. Muy particularmente, los centros de enseñanza secundaria y los centros de formación profesional, donde los estudiantes se preparan para acceder a la universidad y al mundo profesional respectivamente, no han podido disponer, en la gran mayoría de los casos, de la diversidad de recursos y materiales didácticos online necesarios para continuar con su aprendizaje normalmente. Además, la brecha digital y la imposibilidad de diseñar una estrategia integral de adaptación a la docencia online para los estudiantes con diversidad, ha agravado significativamente los ya de por sí recurrentes desequilibrios entre los distintos centros y los propios alumnos.

En el escenario de incertidumbre que nos espera ante la posibilidad de volver a ser confinados, cabe reflexionar sobre la necesidad de desarrollar métodos, herramientas, recursos y procedimientos que permitan a los centros de educación básica responder con mayor facilidad en caso de que la docencia presencial —que siempre aporta un valor añadido insustituible en esta etapa educativa— no pueda desarrollarse con normalidad o que, directamente, toda la labor docente tenga que realizarse en línea. En este sentido, algunas tecnologías ya se encuentran lo suficientemente maduras como para poder servir de referencia en la aplicación de metodologías didácticas activas extrapolables a la docencia online como el aprendizaje basado en problemas y el flipped learning.

En el ámbito de la Geografía, por ejemplo, las experiencias didácticas con las conocidas como Tecnologías de la Información Geográfica (TIG) ya han sido testadas con éxito en numerosos centros educativos. La cartografía digital interactiva, los Sistemas de Información Geográfica o las Infraestructuras de Datos Espaciales son solo algunos de los recursos y herramientas para las que existen, ya diseñadas y validadas, decenas de propuestas didácticas ligadas a los contenidos curriculares de ESO y Bachillerato.

Entre otros, el Instituto Geográfico Nacional, que dispone de una completa e interesante página de recursos educativos, el grupo de Didáctica de la Geografía de la Asociación de Geógrafos Españoles o diversos grupos de investigación en innovación educativa proporcionan a los docentes bancos de recursos digitales que se ajustan a las necesidades que plantea el indispensable cambio metodológico. En las metodologías activas y el autoaprendizaje dirigido puede estar la solución frente a nuevos confinamientos de duración indeterminada a lo largo del curso.

La estimulación del lenguaje en educación infantil

 

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Después de años de experiencia trabajando en el mundo de la infancia, te das cuenta de que una de las principales preocupaciones que te llegan de las familias, así como de los maestros, acerca de sus hijos y/o alumnos, se centra en el desarrollo del lenguaje. Es muy frecuente escuchar frases como “es que aún no dice ni una palabra”, “lo entiende todo, pero no habla”, “no se le entiende, habla mal”.

Es importante discernir entre los que se puede considerar desarrollo normotípico o patológico. De tal manera podremos tranquilizar a nuestras familias en los casos cuyas sospechas se encuentren dentro del proceso madurativo de su hijo, o dar la voz de alarma para una posible derivación a la orientadora del centro y/o a la maestra de audición y lenguaje para una evaluación específica de cara a la toma de decisiones.

Por ello, es de suma importancia que los maestros de educación infantil conozcan las características del desarrollo evolutivo del lenguaje de los niños en esta etapa educativa. Y que sean conocedores de posibles signos de alarma que nos harán tomar las decisiones oportunas para ajustarnos a las necesidades de cada uno de nuestros alumnos.

En primer lugar, es imprescindible conocer la diferencia entre comunicación, lenguaje y habla. Entendemos por comunicación el proceso de intercambio de información, el cual no tiene por qué ser necesariamente a través de la palabra. Por ejemplo, un bebé cuando llora puede que esté intentando comunicar a su madre que tiene hambre, y la madre es capaz de interpretar dicho mensaje sin necesidad de que el bebé haya utilizado el lenguaje oral. El lenguaje es un código que se usa en un proceso comunicativo, el cual tiene unas reglas que las personas que lo usan deben conocer para que la comunicación sea eficaz. Este código puede ser a través de signos, palabras o imágenes. Y, por último, el habla, que se refiere al lenguaje oral, donde nuestros órganos bucofonatorios se mueven de manera coordinada para producir los diferentes fonemas que componen las palabras.

Si nos centramos en el desarrollo del lenguaje de segundo ciclo de Educación Infantil, es decir, de 3 a 6 años, es importante que conozcamos las principales características de estas edades y sus principales signos de alarma:

Cuando un niño tiene 3 años ya es capaz de comunicarse con frases sencillas, incluso va enriqueciendo estas con preposiciones. Aún presentan múltiples errores de articulación de los fonemas, ya que adquieren primero fonemas como /m/, /n/, /p/, /t/, /b/, /g/. Usan su lenguaje para hacer preguntas, expresar ideas y sentimientos o describir objetos por su uso. Tendremos en cuenta signos de alarma como que no se relacione con otros niños, que no haga frases sencillas, que su habla sea ininteligible o que confunda palabras por su significado.

A los 4 años continúan enriqueciendo su lenguaje, en el que ya hacen preguntas más complejas con la partícula interrogativa “¿por qué?”. Identifican adverbios de tiempo, elementos a partir de la escucha de su definición o ellos mismos definen objetos. Van adquiriendo fonemas más complejos como /f/, /d/, /l/, /z/, /r/, /s/.

Signos de alarma en esta edad serán si presentan dificultades para comprender frases largas, si no hacen preguntas, presentan un vocabulario reducido, o muestran un habla telegráfica.

Cuando hablamos de niños de 5 años, podemos decir que ya son capaces de articular los fonemas más complejos como son /rr/, /s/, /z/ o las sílabas trabadas. Utilizan su lenguaje para narrar cuentos o contar historias, contestan a preguntas complejas y entienden secuencias de tiempo. A esta edad debe preocuparnos si no son capaces de mantener una conversación, si no usan frases para comunicarse o si persisten errores articulatorios.

Es importante que se tenga en cuenta que cada niño tiene un ritmo evolutivo diferente y, por ello, debemos ser grandes observadores, detectando si las dificultades son puntuales, si se desvanecen en el tiempo con la maduración del niño, o si estas persisten. En el caso de que tengamos dudas o que veamos que las dificultades se mantienen es importante derivar al orientador del centro o a la maestra de audición y lenguaje, como se comentaba con anterioridad, siempre dependiendo de las características y recursos de cada centro educativo. En algunos colegios incluso no contarán con estos recursos, entonces deberemos derivar a las familias ante sospechas que pudieran surgir, a su pediatra habitual o al especialista de este ámbito: el logopeda.

Este texto únicamente describe pinceladas sobre la intervención temprana en el lenguaje, pero pretende despertar la curiosidad de todos los maestros y maestras de Educación Infantil para seguir ampliando los conocimientos en este ámbito, ya que la práctica profesional planteará diversas situaciones donde una respuesta precoz y eficaz solventará en los niños dificultades de autoestima, relaciones sociales y/o aprendizaje.