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Cómo aprender idiomas en el siglo XXI

Gettyimages.

La necesidad de comunicación en el ser humano es algo intrínseco a todos nosotros. La importancia de interactuar, comunicarnos y ser escuchados es algo indispensable en toda interacción humana. Por ello, el aprendizaje de otras lenguas ajenas a la materna ha ido ganando cada vez más terreno en la formación del mundo global en que vivimos.

El inglés, como lengua universal, se considera el tercer idioma más hablado en el mundo; de ahí la importancia de su aprendizaje desde edades bien tempranas. Entre las diversas posibilidades existentes para su adquisición, en este texto, queremos resaltar la enseñanza a distancia mediada por las TIC.

Son muchas y diversas las aplicaciones que tenemos a nuestro alcance, a tan solo un clic de nuestros hogares, pero es importante saber identificar cuáles son las correctas para un aprendizaje idóneo de algo tan esencial como es el estudio de un idioma.

En esta entrada, hemos analizado un buen número de aplicaciones que mediante un uso correcto os ayudarán a desarrollar y mejorar cada una de las destrezas que se deben manejar a la hora de aprender un idioma: listening, reading, writing y speaking skills.

En primer lugar os recomendamos el uso de Twitter para leer y escribir sobre cualquier tema, el uso de podcasts y grabaciones que podemos encontrar en webs como la de la BBC 6 minute English, o las de Readworks y Supersimple. Estas son tan solo algunas de las webs que podemos encontrar online para ayudarnos a mejorar estas destrezas.

Si lo que queréis es profundizar un poco, una de las web más manejadas por cualquier persona que esté aprendiendo un idioma, e incluso por muchos docentes, es la web del British Council LearnEnglish teens; esta web está diseñada para niños y adolescentes que necesitan mejorar su inglés y cada una de sus destrezas. El hecho de que la web se divida en niveles, es de gran ayuda para cualquier estudiante que quiera llegar a ser angloparlante.

Por último, me gustaría recomendaros como curiosidad, el uso de juegos interactivos de webs como la de Online ESL Games, donde encontraréis todo tipo de juegos con diferentes contenidos: desde técnicas de gamificación más clásicas como el “ahorcado” a otras mucho más modernas como los tan aclamados “escape rooms”. Sin duda alguna, aprender divirtiéndose ayuda a afianzar el saber.

En la sociedad de la información en la que vivimos, estamos sobre expuestos a múltiples fuentes de contenidos provenientes de diferentes lenguas y, mantener una formación continua en idiomas, mejora nuestra capacidad crítica para asimilar esta información y transformarla adecuadamente en conocimiento. Es ahí donde reside la importancia de analizar todos los contenidos y apps que podemos encontrar online para así asegurarnos de que nuestro aprendizaje sea el más adecuado.

¿Estamos preparados para la educación del hiperaula y el avance tecnológico?

Mucho se habla en la actualidad de la necesidad de un “cambio” en la educación. Tanto en la forma de enseñar como en la estructura arquitectónica en la que se encuentran las aulas.

Actualmente encontramos diversas metodologías que promueven ese cambio: Flipped classroom, Aprendizaje Basado en Problemas, Aprendizaje Cooperativo, M-Learning, Aprendizaje Basado en Proyectos… surgiendo quizá una diferenciación entre lo que se pretende conseguir frente a la formación que necesitamos como docentes. ¿Están/estamos los profesores preparados para este salto? ¿Desde dónde debe surgir este primer cambio? La base de la formación del profesorado nace en la Universidad, por lo que debe ser uno de los primeros colectivos que deben ceder y dar ejemplo en tratar los contenidos mediante elementos motivadores para llegar a esas “competencias”, más allá de contenidos teóricos.

¿Cuánto de lo que se enseña es valioso para ser docente en aula, y cuánto queda en el olvido? ¿Deberíamos optar por más asignaturas didácticas y menos de teoría? Actualmente nos encontramos con una enseñanza que se creó para un aprendizaje mecánico, frente a unos estudiantes que nacen en la era digital, que avanza cada día. Paradójicamente estamos en un conflicto: por un lado, el salto positivo a un querer hacer y, por otro lado, ante una brecha digital, definida según Serrano y Martínez (2003) como:

“La separación que existe entre las personas (comunidades, estados, países…) que utilizan las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) como una parte rutinaria de su vida diaria y aquellas que no tienen acceso a las mismas o que, aunque las tengan, no saben cómo utilizarlas”.

Estas brechas surgen a medida que las TIC se van incorporando a la vida social, avanzando a una velocidad que no podemos manejar. Así se generan desigualdades entre los que tienen un buen manejo tecnológico y pueden incorporarlo a algún formato educativo, y los que no. Esto está limitando el uso de las TIC con todos sus beneficios.

Para ello es necesario, primero, fomentar una confianza digital. Y también reforzar la inclusión y alfabetización digital, como asignatura obligatoria, impulsando el uso de las TIC. Pues los niños de este siglo nacen “conectados”.

Al igual que ocurre con todas las nuevas metodologías, surge una cuestión: ¿somos capaces de cubrir estas dos perspectivas, la tecnológica y la pedagógica/didáctica?

Lo ideal es que la tecnología y la educación evolucionen de forma paralela y que las necesidades educativas puedan darle un impulso al progreso tecnológico además de adaptarse a él. Una de las áreas que más se acerca a estas dos vertientes es la educación a distancia, que está ganando cada día más adeptos. Es la mejor opción sobre todo para las personas que deciden estudiar una segunda carrera o continuar con su formación tras la titulación. Pues la formación a distancia les permite mayor libertad de organización sin tener que desplazarse, utilizando ese tiempo en la visualización o lectura del material.

Estamos ante una nueva era en la educación, siendo el presente un cambio para el futuro.