El riesgo en los negocios o la contingencia futura de ganar o perder es una variable inherente a toda decisión empresarial. Sin duda es una de las principales consideraciones que debe afrontar la dirección al evaluar su proyecto de inversión, en este caso de internacionalización.

La posibilidad de que se presenten situaciones adversas que puedan afectar la viabilidad y la rentabilidad de la empresa, las cuales son imposibles de identificar en el momento de emprender nuevas actividades, es un factor que todo empresario debe tener en cuenta al hacer un estudio objetivo de factibilidad de la empresa que se propone.

Lo anterior es especialmente cierto en los proyectos de crecimiento en las empresas internacionales, ya que el empresario no siempre está familiarizado con los aspectos domésticos ni con todos los componentes del clima de negocios de otro país, y, por lo tanto, debe realizar un estudio mucho más complejo y extenso del que requeriría la inversión en su país de origen. La idiosincrasia de un país, sus problemas económicos, su sistema monetario, régimen tributario y cambiario, actitud y tratamiento hacia los inversionistas extranjeros, sistema jurídico, régimen y estabilidad políticos, son solo algunos de los factores que el empresario debe tener en cuenta para adoptar una estrategia y tomar una decisión acertada a la hora de invertir.

Entre los riesgos más comúnmente considerados y evaluados se encuentran los de tipo financiero y los comerciales y de mercado, por ser de aquellos que las personas de negocios están normalmente preparados para afrontar. Sin embargo, existe un tipo particular de riesgo que, día a día, cobra mayor importancia y cuya incidencia en los negocios internacionales es cada vez más frecuente: el riesgo político.

Una primera parte del análisis de los mercados internacionales trata de estimar el riesgo que representa para la empresa en cuestión vender o realizar inversiones en distintos países. Se trata, por tanto, de precisar el riesgo asociado a las inversiones o actividades que se realizan en un mercado.

Se pueden diferenciar varios tipos de riesgo:

  • Riesgo país. Con el término «riesgo país» normalmente se designa la evaluación conjunta sobre los peligros que un determinado país presenta para los negocios internacionales. Actualmente algunas empresas utilizan como indicador de riesgo país el diferencial entre la rentabilidad de los bonos de un país y los bonos o letras del tesoro de los Estados Unidos.
  • Riesgo económico. Es el riesgo asociado a las variaciones en el ciclo económico de un cierto país. El peligro que supone un cambio económico desfavorable de la economía, así como el impacto de problemas sociales.
  • Riesgo de tipo de cambio. Si la empresa tiene deudas o debe cobrar en el futuro y esos compromisos financieros están en otra moneda, la empresa se puede encontrar expuesta a sufrir pérdidas ocasionadas por la variación en el tipo de cambio.
  • Riesgo político. Es aquel asociado a las actuaciones de los organismos gubernamentales de un país que por su intervencionismo afectan negativamente a las empresas; caso de los cambios en las normas, los cambios en la aplicación de las mismas, en definitiva las actuaciones de las administraciones públicas que resultan perjudiciales para el negocio.

Teniendo en cuenta las anteriores definiciones, se puede afirmar que el riesgo político es la posibilidad de que eventos futuros e inciertos, originados en la situación política o la adopción de ciertas políticas por parte del estado receptor de la inversión, modifiquen las condiciones en que un negocio ha sido establecido y, por consiguiente, cambien sus perspectivas sobre ganancias y actividades futuras. Dada la importancia de esta categoría de riesgo en el comercio internacional, hay que insistir indicando que las mencionadas nuevas condiciones pueden ser producto de:

  • Inestabilidad del gobierno o del régimen político, causada por problemas socioeconómicos (pobreza, desempleo y conflictos laborales, bajo nivel de ingreso percápita, recesión industrial o económica, altos niveles de inflación, etc.); políticos (lucha entre facciones o partidos políticos, subversión armada, violencia o guerras civiles, intentos de golpe de estado, etc.).
  • Adopción de ciertas políticas por parte de Gobiernos constituidos que afectan directamente la operación de empresas, como nacionalización de sectores de la economía: expropiación de bienes; limitación o variación sustancial en los de derechos de remitir utilidades al exterior o repatriar capitales; revocación unilateral, por parte del Estado, de contratos celebrados con empresas extranjeras, entre otras.

Por su parte, Jarillo y Martínez (1991) proponen otra clasificación de los obstáculos e inconvenientes de la internacionalización de la empresa, que se harán mayores conforme aumente el compromiso en el exterior:

  • Obstáculos financieros: relacionados con aspectos como la fluctuación monetaria o dificultad de acceso a los créditos de exportación.
  • Obstáculos comerciales: desconocimiento de las oportunidades comerciales, desconocimiento de la estructura de distribución, prácticas comerciales, o falta de contactos.
  • Obstáculos logísticos: viajes para explorar los mercados, altos fletes, costes de coordinación y control, problemas culturales.
  • Obstáculos legales: barreras arancelarias y no arancelarias.
  • Obstáculos a la inversión directa: que en muchos casos obligan a la formación de empresas conjuntas con empresas locales.