El biorritmo humano contiene un conjunto de ciclos de distinto tipo que acompañan a una persona desde que nace. Se dividen en 3: físico, emoción, e intelectual. Varían de forma cíclica y decalada, contraponiéndose los de emoción e intelecto con el físico.

Las medidas se hacen por días. Tomando de ejemplo un mes cualquiera con 30 días, el mejor día para hacer deporte sería el 17, y en cambio los días mejores para estudiar serían el 2 y 30.

En un viaje aéreo debemos tener mucha atención a lo que nos sucede. El hecho de ir en avión supone, además, unas condiciones de presión, sensación por la altitud y movimientos del avión, que hacen conveniente estar en buenas condiciones físicas.

Todos tenemos un “reloj biológico” diario que provoca que estemos muy despiertos o con continuos bostezos. La razón, los neurotransmisores, la adrenalina, el cortisol, las enzimas, que varían mucho entre dormido y despierto. Muchos investigadores han realizado ensayos clínicos para medir el efecto del reloj biológico. En un estado de Alemania se comprobó que la mayor parte de los accidentes de tráfico se producían de madrugada y a las 14 horas. Hay personas que prefieren las mañanas y otros las noches. Existen investigaciones que nos dicen que si queremos estar activos 24 horas hay que dormir siesta, o dividir el sueño en dos partes. La comida vierte en nuestro organismo, a través de los nutrientes, un torrente de señales que el reloj biológico interpreta, y que, si se trata de una comida de difícil digestión, ralentiza el reloj hasta crear la necesidad del sueño.

Por tanto los vuelos entrañan, por sus horarios, desde circunstancias en las que el reloj puede responder al esfuerzo extra necesario, hasta situaciones, justo al revés, donde el reloj se opone a la actividad y nos hace tener un vuelo incomodo, con dolor de cabeza, pesadez estomacal, o incluso mareos. Todo esto son respuestas de nuestro reloj. Generalmente, las aerolíneas conocen estos efectos, y por eso se afanan en poner entretenimientos para que los pasajeros se distraigan durante todo el trayecto.

Hay reuniones de negocios programadas tras largos vuelos en donde se debería tener en cuenta esto ya que su resultado se verá condicionado por la capacidad de asimilación y expresión que se tenga tras el viaje.

¿Se pagaría más por seleccionar una hora de vuelo? Una investigación realizada en pasajeros de negocios del puente aéreo Madrid-Barcelona reflejó que los trabajadores de una empresa viajan desde las 7.30 hasta las 10h, mientras que los dueños o altos directivos lo hacían mas tarde a las 11h. Si observamos el ejemplo vemos que tenemos un pico a las 8h, y que a las 11 hay un valle. Si nos levantamos a las 6h para viajar a las 7.30 estaremos mejor, siempre que hayamos dormido lo necesario, que si nos levantamos a las 6h y viajamos a las 10h, ya que habrá empezado el reloj de nuestro biorritmo a ralentizarse. Pero si nos levantamos a las 9h para viajar a las 11h, probablemente se ha podido dormir lo suficiente y el reloj todavía está activo. El hecho de que paguen más los directivos es porque eligen la clase business y no tanto por el horario.

Curiosamente las leyes económicas dicen que cuando aumenta demanda los precios deberían ser mas bajos, pero en la realidad no es siempre así. De hecho existen abonos a precio constante que las empresas compran a las aerolíneas.

Les invito  a hacer la prueba en su próximo vuelo.